Lágrimas para el crecer, por Miguel HERNÁNDEZ

Deivid llora desconsolado tras la eliminación / LOF, La Provincia
Deivid llora desconsolado tras la eliminación / LOF, La Provincia

El deporte es maravilloso porque permite echar la vista atrás y ver la cantidad de obstáculos que intentaste superar, en los que tropezaste y de los que aprendiste. Hoy la Unión Deportiva Las Palmas cerró el curso dejándose la piel en Almería, haciendo sentir orgullosos a miles de grancanarios amantes de esta bendita locura.

Las lágrimas de todos los jugadores podrían interpretarse como la decepción de no poder regalar a toda una Isla el ascenso que tanto deseaba. Como un peso que se multiplica al no poder agradar a tantos seguidores que, como ellos, llevan el sentimiento amarillo en la sangre. Entre otros, Vicente y Deivid lloraban desconsolados por haber perdido la oportunidad de regresar a Primera División trece años después. Se sienten responsables. Ellos sufrieron el último adiós a Primera en las gradas del Insular en aquel fatídico 2002 y soñaron con ser quiénes devolverían al representativo a lo más alto.

Hoy no debe existir decepción. Ni frustración. Ni mucho menos fracaso. Hay que mirarse al espejo, levantar la cabeza, hinchar el pecho y sentirse orgullosos. Ellos, los jugadores, solo ellos, han devuelto la ilusión a una isla escéptica como ha sido Gran Canaria en el último lustro. Estas lágrimas serán recordadas el próximo año en un contexto de liberación. Sobre esas lágrimas desconsoladas se debe crecer, volver a hacer el camino y pensar que el regreso, aunque parezca mentira, hoy está más cerca que ayer.

¡Volveremos!

[box size=»large»]nrobaina_200por Miguel Hernández
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