OPINIÓN | Se le presentaba una oportunidad única a la Unión Deportiva de dar un golpe sobre la mesa. De levantarse sobre la silla y entonar «he caído, me he levantado y ahora voy a dar guerra». Este domingo se ganaron más de tres puntos. Se sumaron al barco miles de aficionados y se desterraron fantasmas acerca del éxito en las citas más vitales. El pasado curso el equipo de Sergio Lobera falló en varios partidos clave: por ejemplo Guadalajara con cerca de 30.000 almas en las gradas, o ante el Real Murcia, cuando era obligatorio vencer para entrar en play-off. Ante el Sporting se planteaba un ejercicio similar. Se venció y se hizo con aura de campeón.
Se percibe en este equipo distintos síntomas distintos al de la pasada temporada que hacen que el optimismo sea mayor. La veteranía es indudable en un conjunto que se ha reforzado con jugadores con experiencia en grandes torneos como Juan Carlos Valerón, Aranda, Masoud, Apoño, Ángel o Aythami Artiles. Además, ha reaccionado en el momento clave consiguiendo cuatro victorias consecutivas y siendo, por méritos propios, la escuadra más en forma del campeonato en la actualidad. El fondo de armario es superior y la idea de juego cada día está más clara. Parece que todo va sobre ruedas.
Restan diez partidos en un camino que será complicadísimo hacia la Primera División. Si algo tiene esta Unión Deportiva es que ha ganado en amor propio, respeto de los rivales y agrandado su figura. Con el respaldo de la afición la inercia positiva de los de Lobera es incalculable. Ante el Sporting despejó una duda fundamental para esta recta final: tocaba cumplir, y lo hizo. Quedan auténticas finales y Las Palmas ya ha demostrado que sabe cómo sonreír a la conclusión de las batallas.
[box size=»large»]
por Miguel Hernández | Director de udlaspalmas.net
@mhernandez
Más artículos de Miguel Hernández
[/box]
