OPINIÓN | Coincidí con él a principios de temporada en una tertulia radiofónica. Por aquel entonces, acababa de coger las riendas del Juvenil C de la Unión Deportiva Las Palmas y hablaba de la trayectoria del primer equipo como un espectador más. Recuerdo que comentaba que Las Palmas contaba con una gran plantilla pero que había que traducir eso en el campo. También indicó que un equipo no se hace a base de nombres. Seguro que en aquel momento no imaginaba lo que la vida le iba a deparar en apenas nueve meses. Los dos últimos partidos de la temporada regular de la primera plantilla serán con él al cargo y la verdad es que ha heredado un marrón.
Si el equipo consigue mantener la primera plaza de clasificación que actualmente ostenta acusarán que el trabajo duro y loable ya lo había hecho su predecesor en el cargo. Incluso si la Unión Deportiva asciende a Primera División, serán pocos los que señalen al manchego como principal artífice del éxito. Por otro lado, si la situación clasificatoria actual empeora o si el equipo no logra ascender, habrá quien ponga en tela de juicio qué habría pasado en caso de que Sergio Lobera hubiese continuado hasta el final. En definitiva, ocurra lo que ocurra al final, difícilmente se atribuya el éxito o el fracaso a lo que Josico haga como entrenador en las próximas semanas.
Más aún teniendo en cuenta las formas en las que se ha producido el cambio de testigo entre el aragonés y el albaceteño. A dos jornadas del final y con menos merecimiento que en ocasiones previas, Lobera fue despedido de su cargo y el margen de maniobra del nuevo entrenador es mucho menor del que habría tenido si la destitución hubiese llegado allá por el mes de febrero, cuando el puesto en el banquillo estuvo también peligro.
Josico está ante el reto más importante de su – hasta ahora – corta carrera como entrenador. En sus manos se ha puesto un proyecto de ascenso que lleva dos años de rodaje, que ha decarrilado y que él debe encauzar en sólo dos semanas. Es su gran oportunidad para destaparse como un gran motivador y gestor de vestuario, ya que será este el aspecto fundamental del cambio de dinámica, más allá de las innovaciones tácticas que puedan surgir. Lo que es seguro es que ha heredado un marrón y habrá que apoyarle desde el minuto cero para que lo saque adelante. Al fin y al cabo, su suerte será la nuestra.
[box size=»large»]
por Nauzet Robaina
@NauzetRo
Más artículos de Nauzet Robaina
[/box]
