Anteriormente hemos hablado en esta misma ventana de la recuperación del orgullo, del sentido común e incluso la llegada de un nuevo espíritu después del-día-que-todos-ustedes-saben. La actual marcha de la Unión Deportiva Las Palmas sumado a todos los anteriores factores ha revolucionado al propio entorno amarillo. Un entorno más unido —ambicioso pero precavido—, que mira con esperanza al futuro inmediato.
Algo ha cambiado, y se pudo escenificar en el propio Día de Reyes. En cualquier rincón de Gran Canaria se vieron niños y mayores con la camiseta de la Unión Deportiva, serigrafiadas con los dorsales y nombres de sus jugadores favoritos. La ‘fiebre amarilla’ es un hecho que se confirma en las asistencias in crescendo en el Estadio de Gran Canaria. Ser de la Unión Deportiva vuelve a estar de moda.
«¿De qué equipo eres?», podía ser una pregunta esquiva para algunos aficionados años atrás. Algunos, nublados por los éxitos foráneos y el caos local, se arrepienten ahora de su respuesta por aquel entonces. Es normal: como los que se suben al carro del partido político mejor posicionado en las encuestas para no sentirse excluidos socialmente. Ser de la Unión Deportiva Las Palmas en la última década era un ejercicio para verdaderos valientes, aunque el sentimiento en menor o mayor intensidad siempre estuvo presente. Ahora se ha recuperado el sentido de pertenencia. Vuelve a existir identificación. Es una gran batalla ganada. Solo queda transformar las lágrimas del del-día-que-todos-ustedes-saben en lágrimas de emoción. Queda mucho trabajo. Pero no será por merecimientos.
por Miguel Hernández | Director de udlaspalmas.net
@mhernandez
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