La metamorfosis de Roque

Roque Mesa / Toño Suárez (udlaspalmas.net)

Hay pocos jugadores imprescindibles en el once de la UD Las Palmas, pero uno de ellos es Roque. El mediocentro se ha convertido en la pieza clave del equipo. El fútbol de Setién se juega a su ritmo, sus botas marcan el tempo del partido. Si Roque no está, la UD no se encuentra, se estanca.

Cuesta pensar cual era el papel de Roque Mesa años atrás, nadie se imaginaría que sería el centrocampista creativo en Primera Divisón. Después de sus múltiples cesiones, el papel del canterano era muy diferente al de ahora. Se tenía a Roque por un futbolista rápido y con desborde, cualidades que quedaban desfiguradas por su excesiva velocidad en las acciones.

Acostumbraba a salir al terreno de juego con la sexta marcha puesta, incapaz de acompasar sus movimientos con lo que pedía el momento. Muchas veces, su propia velocidad, le imposibilitaba realizar una acción, se atolondraba. Con Paco Herrera, esa tendencia comenzó a cambiar, Roque maduró a las órdenes del técnico catalán.

El salto a la Liga BBVA supuso otro reto, otra meta más que conseguir. Debía demostrar que continuaría aportando al cuadro amarillo. A veces, no se ve la proyección de un futbolista hasta que lo sometes al máximo nivel. Roque Mesa pasó por esa etapa, no titubeó y se instaló en la titularidad sin rival. Con Setién subió otro escalón, un peldaño que le daba todavía más responsabilidad.

Roque Mesa en un partido de esta temporada / Toño Suárez (udlaspalmas.net)
Roque Mesa en un partido de esta temporada / Toño Suárez (udlaspalmas.net)

El entrenador cántabro le entregó las llaves del círculo central, era su terreno, debía abanderar el juego de toque. Confió en él como la brújula que debía señalar el camino. Ya había cambiado, Roque no era ese interior a veces apresurado, sin tiempo para levantar la vista. Se había convertido en un centrocampista dinámico, adquiriendo cualidades y adaptando las suyas a su posición.

Roque es ese jugador que si no tiene opciones para dar un pase, es capaz de lanzar una carrera sin problemas, ha acomodado su velocidad y sabe cuando ejercerla. Además, normalmente juega rápido, sin despistarse ni perder el tiempo. Ha aprendido que la pelota es siempre más veloz que él. La exigencia de Primera le hace ser mejor que nunca, con los años, hemos asistido a la metamorfosis de Roque Mesa.

Pasó de ser un hombre de segundas partes, con prisas para todo, a ser el eje de un equipo que le pide que sea él quien distribuya. A día de hoy Roque es uno de los mejores jugadores esta temporada en el equipo canario. Si continúa a este nivel, no hay duda de que grandes equipos vendrán a por él.











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