Confieso que los pocos partidos que he presenciado del filial este curso me han hecho pensar que habría mil maneras mejores en las que emplear el tiempo. Pasear el perro de la vecina, cambiar el agua de la pecera, leerme artículos snobs de Jot Down, o qué se yo. Me he aburrido soberanamente con tanto juego directo, con tan poca creatividad. El paso de los años no hace a uno más sibarita, pero tampoco se contenta con cualquier cosa.
Creo que es una buena noticia que Mingo Oramas no siga en el filial para dar paso a nuevas ideas. No ha tenido un año fácil con un cambio más o menos radical en la confección de la plantilla, futbolistas que no han tenido el peso que se les pedía dentro del equipo y, en definitiva, poco talento. Lo más importante, tal vez, ha sido la ausencia de un patrón, de un estilo definido, de poder creer en algo con firmeza. Y al final, eso te condena.
Es un buen momento para repensar la política de cantera de la entidad. No hablo de la capacidad para promocionar futbolistas –están los que siempre piensan que son pocos–, hablo de la formación futbolística. Un verano para unificar criterios, para entender que el fútbol ofensivo y de posesión debe ser el sello de la entidad desde el último hasta el primer eslabón. Lo importante no son los títulos o ascensos cuando hablamos de formar. Es el momento idóneo para dar el paso. Setién ya ha demostrado que se puede.
Twitter: @mhernandez
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