Una extraña capacidad de autodestrucción

Las Palmas empató un partido que debió tener ganado mucho antes. Fue muy superior al Deportivo, pero como ante el Sporting jugó con fuego y acabó quemándose. Y pudo ser peor. De la nada el cuadro de Garitano aprovechó un error caído del cielo para hacer daño a una UD carente de consistencia y con alta capacidad de autodestrucción.

Las Palmas tiene una extraña habilidad de autodestruirse de buenas a primeras, sin avisar y sin dejar explicación. Aunque todo explotó entre el miércoles y jueves, todo comenzó la pasada semana en Madrid. Un equipo compacto, donde todo funcionaba más o menos bien, donde se acaban destapando episodios de indisciplina y broncas con el entrenador que empiezan a mermar el ambiente. A ello se le sumó un nuevo lío de tráfico de Sergio Araujo. Cuando todo va bien, empiezan a torcerse las cosas desde dentro.

Y así llegó el choque ante el Deportivo, con un equipo sin Jonathan Viera pero con personalidad. La UD dominó, buscó el gol y se comió en la primera parte a un conjunto gallego minúsculo ante el juego amarillo. Al descanso, como ante el Sporting, ya debía estar el partido sentenciado. Pero no fue así.

También, como ante el Sporting o durante ratos el Leganés, la UD salió del vestuario y por momentos se divirtió, mereció más y sólo podía perder por sí misma la ventaja que poseía. Dicho y hecho. Otra vez la habilidad autodestructiva. Un Deportivo ingenuo, que no había creado peligro en todo el encuentro y que parecía aceptar su inferioridad hizo daño con un simple balón largo.

Lemos pareció envejecer 15 años de golpe ante la carrera de Florin Andone y Javi Varas no se sabía muy bien lo que quería hacer en un remate que parecía de todo menos imparable. Resultado, un empate casi por accidente pero consecuencia de errores propios. Por si no fuera suficiente, Aythami Artiles en dos acciones totalmente innecesarias vio dos amonestaciones casi de forma consecutiva y terminó de enterrar las opciones de victoria de la UD.

El Deportivo sólo tuvo que encontrarse los errores amarillos para verse capaz de hacer daño cuando casi ni lo esperaban. Una UD autodestructiva que, como en el transcurso de la semana, vuelve a fallar por errores evitables y hasta impropios de futbolistas con su veteranía. Las Palmas tenía que terminar la primera vuelta con 27 puntos, pero esta semana ha hecho gala de una extraña capacidad de autodestrucción que deberá desactivarse durante los 10 días que quedan para el próximo partido.

Empate amargo (1-1)











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