La ficción del Estadio de Gran Canaria

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derek
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La ficción del Estadio de Gran Canaria

Mensaje por derek »

Les dejo un relato que he escrito, una falsa crónica que pretende llevar a la reflexión a más de uno. Espero que lo disfruten.
La Ficción del Estadio de Gran Canaria

Innumerables fueron las gestas de la Unión Deportiva Las Palmas en el mítico Estadio Insular, un templo del fútbol reconocido a nivel nacional y que siempre fue considerado como un fortín para el equipo amarillo. Territorio temido por el resto de los equipos del país, el recinto de Ciudad Jardín destacó desde su primer partido en el año 1949 por registrar siempre grandes entradas y por la eterna comunión entre equipo y afición.

Tras casi cincuenta años de uso por parte del equipo representativo de Gran Canaria, a mediados de los 90 y con el crecimiento que estaban experimentando tanto el conjunto amarillo como su masa social, los dirigentes del club en coordinación con las autoridades políticas del Cabildo de Gran Canaria (propietario de la instalación) comenzaron a trazar una hoja de ruta para dotar a la Unión Deportiva Las Palmas de una nuevo estadio de fútbol.

Una vez conocidas, tras consultar con expertos, las múltiples dificultades técnicas que implicarían reformar el cada vez más viejo Estadio Insular, se optó por construir un nuevo campo que permitiera poner al club y a la isla en primera línea a nivel de instalaciones. Como era de esperar, esta decisión provocó escepticismo y rechazo entre los seguidores de la Unión Deportiva, que se manifestaron en contra del traslado a un nuevo campo. Esta creciente oleada de protestas llevó a los responsables técnicos del Cabildo a la conclusión de que a fin de agradar a los principales usuarios de la futura instalación grancanaria, los aficionados de Las Palmas, el nuevo estadio debía estar a la altura de las circunstancias y ser un digno sucesor del recinto de Pío XII.

Meses después se presentó un primer proyecto, y en efecto, era un gran estadio con un aire muy moderno y que se situaría en el barrio capitalino de Siete Palmas, zona de expansión de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Sin embargo, pequeños detalles como el color de las nuevas butacas (eran grises) y la separación de los nuevos graderíos con respecto al césped, volvieron a sembrar las dudas entre los aficionados amarillos. En este punto, la buena sintonía reinante entre la corporación Insular y los dirigentes amarillos permitió que se escucharan las propuestas e ideas del propio club y de los aficionados. De ese modo y en un gran esfuerzo por parte de los técnicos del Cabildo, se cambió el proyecto para que las gradas estuvieran a la distancia mínima permitida por la UEFA y se hizo realidad el deseo de los hinchas de contar con unas butacas amarillas y azules, toda vez que el estadio iba a ser el de todos los grancanarios y estos eran los colores representativos de la isla y del club. Sabiendo que los aficionados tendrían que desplazarse en coche al nuevo campo, se incluyó un aparcamiento subterráneo y otro anexo al recinto, con capacidad para más de 5.000 vehículos. Los arquitectos Pedro Medina y Guillermo Ortego, responsables del proyecto, tomaron buena nota de otros estadios españoles como el Nuevo Carlos Tartiere, inaugurado en el año 2000 y que acogería los partidos del Real Oviedo, y plasmaron esas ideas en un proyecto vanguardista que desde aquel momento se supo que llevaría el nombre de Estadio de Gran Canaria. La capacidad del recinto estaría cifrada en 30.000 espectadores, diez mil más que el viejo Insular, ampliable a 40.000 en caso de necesidad. Esta última decisión escondía una ambiciosa idea por parte del Cabildo Insular: convertir al nuevo estadio en un recinto de cuatro estrellas UEFA, la máxima categoría, a fin de poder acoger finales europeas o de Copa del Rey, con la consecuente promoción turística. A largo plazo y si la Real Federación Española de Fútbol consideraba la posibilidad de organizar un gran evento, Mundial o Eurocopa, Gran Canaria podría optar a ser sede, un hito histórico.

Otra de las grandes dudas que se generaron en la sociedad insular giraba entorno al coste de la obra. En una inteligente maniobra, acorde con la tendencia que se estaba viviendo en la construcción de nuevos campos en el resto de Europa, el Cabildo decidió incluir una zona comercial anexa al estadio a fin de que, tras el pertinente concurso, la empresa encargada de explotarla contribuyera financiando parte de la obra. Esta medida fue muy bien acogida por parte de los vecinos de la capital grancanaria, que veían como la zona de Siete Palmas podía convertirse en referencia a nivel comercial y deportivo.

Como era de esperar y siguiendo con las buenas relaciones reinantes entre club y Cabildo, la entidad insular ofreció a la Unión Deportiva Las Palmas dos regalos de valor incalculable. Por una parte, junto al Nuevo Estadio de Gran Canaria se situaría un campo de fútbol de césped natural con un graderío para 2.500 espectadores ampliable hasta los 5.000 y que estaría destinado a sustituir al campo de entrenamiento de Barranco Seco, con cuyos terrenos el club de Pío XII pretendía hacer negocio para mejorar su maltrecha economía. Del mismo modo, las jóvenes promesas del club amarillo encabezadas por su filial, Las Palmas Atlético, gozarían de un campo de primer nivel para disputar sus partidos y entrenamientos. Por otro lado, integradas en el Estadio, se construirían las nuevas oficinas de la Unión Deportiva. Modernas, amplias y con capacidad para hacer crecer al club a nivel económico y social gracias a la presencia de una tienda oficial diez veces mayor que la situada en el Estadio Insular, una residencia para sus jóvenes promesas, un museo para homenajear la historia del fútbol canario y una oficina del abonado a la altura de la entidad. Todas estas comodidades permitirían un mejor funcionamiento del club, así como un crecimiento económico de grandes proporciones.

Con el paso de los meses la obra avanzaba a un ritmo acelerado, para asombro de los vecinos de la zona. La inauguración del campo se fijó para mayo de 2003, y a medida que se agotaban los plazos, Cabildo y UD Las Palmas comenzaron a preparar el traslado. El buzón de la corporación insular se llenó de peticiones de aficionados al fútbol y curiosos que querían poder visitar el que sería el nuevo hogar del club de sus amores. De este modo, se organizó una jornada de puertas abiertas que desbordó todas las previsiones, llegando a visitar el campo más de veinte mil personas que quedaron maravilladas con las comodidades del Estadio de Gran Canaria, algunas de ellas inéditas para el aficionado al fútbol de la isla como butacas reclinables o graderío totalmente cubierto.

Con el equipo aún disputando partidos de la Segunda División en el Estadio Insular, se fijó un partido amistoso ante el prestigioso Anderlecht de la Liga Belga para que sirviera como presentación futbolística del recinto. Las 30.000 butacas amarillas y azules del nuevo templo del deporte de Gran Canaria se llenaron para presenciar la victoria por dos tantos a uno del conjunto dirigido por Yosu Uribe, que saltó al césped con un once formado íntegramente por grancanarios. Todo salió a pedir de boca, y los hinchas comenzaron a fantasear con la posibilidad de disputar la próxima temporada en Primera División en el nuevo campo, toda vez que la Unión Deportiva Las Palmas se encontraba en las posiciones altas de la clasificación.

No se pudo dar el sueño del ascenso, pero la constante promoción por parte del club unida a la inteligente bajada de precios para captar nuevos aficionados, llevaron al Estadio de Gran Canaria a lograr el récord de abonados en una temporada, con 21.230 socios. Del mismo modo y en colaboración con el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, el Cabildo fijó líneas de guaguas con salidas cada cinco minutos hacia el campo en los días de partido, paradas cercanas al recinto y unos accesos a la altura de la cantidad de público que se daría cita en el nuevo estadio.

Y así, la Unión Deportiva arrancó la temporada 2004-2005, la más ilusionante de su historia, por primera vez en el Estadio de Gran Canaria, con el objetivo de ascender a Primera. Una categoría, que al menos a nivel de instalaciones, ya le corresponde.

Por desgracia, esto es ficción. Lo que pudo haber sido y no fue. Lo que se ha hecho con otra instalación de Gran Canaria, aplicado a lo que se debió hacer en el Estadio. El que se supone que es el campo de todos los grancanarios, con el que prácticamente ningún grancanario se identifica. Esto no es un ataque al baloncesto, ni al Club Baloncesto Gran Canaria, ni a la actual corporación del Cabildo. Sólo es una pequeña historia con la que soñamos todos en su día, excepto aquellos que idearon y permitieron el actual Estadio de Gran Canaria. Un campo inacabado once años después de su inauguración. Un campo cuyo coste, a pesar de este último hecho, ronda los 80 millones de euros. Un campo sin señas de identidad. Un campo que no es del agrado de sus usuarios. Un campo que quizás aún tenga remedio. Yo al menos quiero creer que sí.
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Re: La ficción del Estadio de Gran Canaria

Mensaje por EHPDJFrANKy »

Nasshh !!!

Buena "falsa crónica". Ojalá algunas cosas fueran muy diferentes. Ahora en verano es cuando dicen que van a empezar a intentar "cambiar" un poco el tema del graderío y demás. La verdad que solo espero que sea a mejor y no se convierta en un parche-churro para callar a la afición. Excepticismo hasta que lo vea, y deseo de que salga lo mejor posible.

Un saludo para tod@s !!!

A Cuidarse y Hasta Pronto !!!
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