Entiendo lo que queires decir, hay que tener paciencia pero no creo que subir a tres o cuatro canteranos al primer equipo solo para que entren en la dinámica del equipo sea del todo bueno. Eso lo veo bien en los entrenamientos con los del primero, algún viaje... pero lo que no veo es tener varios futbolistas canteranos en su primer año con ficha y chupando banquillo. Nosotros le pedimos a la UD resultados, esos resultados son como mínimo mantenernos en primera división y con un objetivo tan a vida o muerte, es dificil darle minutos a jugadores que vienen del filial. Yo creo que para que un canterano tenga ficha, tiene que demostrar algo más, almenos dar un nivel competitivo con su "pareja de posición" porque si no es así, terminará pasando lo que le ha pasado a "Tayron".Heraklitos escribió:Nos equivocamos cuando hablamos de individualidades en relación con la cantera. La experiencia con el primer equipo es parte necesaria en la formación de un jugador, y pretender que nuestros canteranos compitan por la titularidad desde el primer minuto es poco realista; de hecho más bien parece un argumento anti-cantera. ¿Cuándo ha destacado un filial que haya subido solo al primer equipo? En la UD siempre se ha intentado conservar el contexto que hace sobresalir a un jugador, y no ha habido líder generacional que no haya ejercido también de padrino de gran parte de su generación. La Generación de Germán lo fue porque no subió solo. Viera (89) —otra individualidad destacable— sube junto a Vitolo (89) en una sociedad más que engrasada, pero encima se les suman Vicente (88), Aythami Álvarez (88) y Juanpe (91). Y al poco también Deivid (89), Hernán (90) o Tana (90). Quizás sí se haya de subir a 4 o 5 canteranos "porque sí", primero porque se obtiene mejor resultado manteniendo el contexto que hace sobresalir a un jugador y segundo porque un equipo de cantera ha de probar sí o sí a sus canteranos en categoría profesional para conocer su auténtico nivel. Esa Generación 88/89/90 conforma el grueso de nuestra actual plantilla, con los supervivientes de la Generación de los Gemelos. Roque (89) y David Simón (88) solo son rezagados de aquella generación (y probablemente el liderato y la constancia fueron fundamentales en su explosión tardía, ya que sus aptitudes brillaron capitaneando la Vela Chica de Víctor Afonso con la rabia propia del que ve que se le escapa el tren y no se resigna a perderlo), mientras Juanpe (91), Lizoain (91) y Tyronne (91) son alumnos aventajados de la generación siguiente que quizás subieron demasiado pronto y no tuvieron oportunidad de desarrollar ese plus competitivo. Como demasiado pronto se les va el baifo a Néstor (89), Omar (91) y Cristian (91), abandonando la escuela antes de graduarse y estancándose de distinta manera en sus defectos en contextos extraños y ante aficiones con menos paciencia o interés en que triunfen. Demasiado pronto también se le da ficha a jugadores como Leo Ramírez (92) o José Artiles (93), que sin minutos en el primer equipo no han podido encontrar siquiera cesiones en categoría profesional.
La distinta percepción que se tiene de la evolución de José Artiles (93) y Borja Herrera (93) debería enseñarnos algo. El filial tiene como objetivo fundamental que sus jugadores lleguen al primer equipo, pero el cuerpo técnico del primer equipo no ha compartido este interés desde 2010, cuando la necesidad dio cancha a la Generación de Viera y Vitolo. Una generación que el año anterior a su promoción al primer equipo perdía en el play-off de ascenso a 2B contra —qué casualidad— la Peña Sport. Siete años después tenemos una Vela Chica de récord ascendida a 2B. La Cantera tiene sus fases y sus ritmos, y las oportunidades que decida concederle el cuerpo técnico de turno. Cuando existe esta confianza no importa la dimensión de la primera plantilla ni el salto de categoría. Kresic dio cancha a la generación de Guayre (80), Jorge (81), Rubén (81), Ángel (81), Carmelo (83), y solo la mala gestión económica y el impuesto al minotauro de La Coruña impidió armar una base sólida de equipo; futbolistas como Momo (82) o David González (81) se quedarían a medias sin encontrar un contexto propicio en el que desarrollar todo su potencial.
En resumen, para no enrollarnos. El caso es que no veo nada censurable en la edad media de esta Unión Deportiva, que todo indica que se avecina un cambio de ciclo y que espero que el nuevo cuerpo técnico esté a la altura a la hora de dar oportunidades.
En cualquier caso soy un tremendo desconocido de como debemos manejar nuestra cantera y confío en las personas que la están gestionando.