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El fin no justifica los medios

Esta frase acuñada por Maquiavelo viene a resumir a la perfección el bochornoso episodio vivido este miércoles en Gran Canaria.

Miguel Ángel Ramírez salvó al equipo de la desaparición. Bajo su gestión, el club volvió a Segunda A, se mantuvo y aún le queda este año y otro para que se cumpla su promesa de devolver al equipo a donde se merece.

Se cumplirá, tarde o temprano, pero se cumplirá. Quizás tarde un año más de lo previsto, quizás no, pero todos sabemos que este proyecto va camino de la Primera División.

Y difícilmente se torcerá. Ni siquiera la destitución de Juan Manuel Rodríguez y el capítulo de amiguismos existente detrás de todo ello variará el rumbo de este sólido proyecto.

Sin embargo, la gestión de Miguel Ángel Ramírez y, sobre todo, la UD Las Palmas, no se merecía esto.

No se merece estar en la primera línea de la actualidad nacional por ser un equipo en el que sus jugadores fuerzan la destitución del técnico. Tras su heroicidad la temporada pasada, Juan Manuel Rodríguez no se merecía salir de esta manera. Se merecía salir, sí, pero no de una forma tan bochornosa.

Si Juan Manuel hubiera dirigido al equipo el sábado, lo más probable es que nos lamentáramos por una derrota que hubiera sido definitiva para su destitución con un consenso más sólido entre todas las partes.

Pero su despido entre semana, después de que Miguel Ángel Ramírez le diera su apoyo tras la derrota en Huesca, y tras la reunión entre los jugadores y Juanito, no es de recibo.

Más allá de todo esto, con Vidales el equipo va a salir adelante. Los resultados mejorarán porque hay plantilla de sobra para acabar entre los ocho primeros.

Además, la actitud de los jugadores será bien distinta. Tendrán un plus de motivación. Saben que la han ‘liado’ y no les queda otra que lograr la victoria el sábado. Tienen la obligación de disipar las dudas que ellos mismos han creado voluntariamente al hacer dimitir al técnico. La pelota está en su tejado.

Este artículo se modificó el 13/12/2010 21:32 21:32