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Hijos de la mediocridad, por Javier RODRÍGUEZ

No quisiera estar en estos momentos en el pellejo de Sergio Lobera. Su cabeza debe estar buscando las soluciones para arreglar el tremendo desbarajuste en que se ha convertido la Unión Deportiva Las Palmas. Una situación que posiblemente sorprenda al joven entrenador maño pero que sin duda cada vez es más verosímil para la sufrida parroquia amarilla acostumbrada en los últimos años a catástrofes de esta naturaleza.

Con poco camino recorrido aún, sigue siendo demasiado pronto para sacar conclusiones y mucho menos para tomar decisiones. Aún así todos los que pensamos en amarillo convendremos que ni es el camino correcto ni son las maneras para alcanzar los objetivos propuestos a principios de temporada.

Estas cuatro primeras jornadas sí habrán servido en cambio para valorar la fragilidad mental de esta plantilla. Para comprender que detrás de tanta calidad en las piernas existe un conformismo incomprensible en determinados jugadores que se niegan sistemáticamente a ser más en el fútbol simplemente porque no quieren. Acostumbrados a navegar en la mediocridad se han hecho también mediocres y con ellos la Unión Deportiva Las Palmas. Así de duro. Así de cruel. Así de triste.

Mucho trabajo le queda al bueno de Lobera si pretende comerse los turrones en Gran Canaria. Sigo pensando que todo es posible aún y que el técnico maño tiene sapiencia futbolística suficiente para manejar esta situación y reconducirla adecuadamente. Por si acaso, Ramírez ya habrá iniciado los primeros contactos con Juan Manuel. Si nada lo remedia estamos abocados a seguir repitiendo la historia.

por Javier Rodríguez

 @javierodr 

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