En sus apariciones se ha mostrado elegante, respetuoso, autocrítico, ambicioso y pocas veces satisfecho. Ha interpretado el discurso desde la mesura, subrayando la importancia del trabajo diario, sin querer individualizar en sus futbolistas. La elevación del trabajo del grupo. Equipo, como se sustrae de la nube de conceptos que ha repetido Sergio Lobera en sus intervenciones públicas.
En sus momentos más complicados en el banquillo de la Unión Deportiva Las Palmas no dudó en calificar como «vergonzosa» algunas actuaciones de sus pupilos, de las que siempre se hizo responsable —tras la goleada en Girona o la remontada del Real Madrid Castilla, por ejemplo—. De cualquier manera siempre confió en revertir la situación de un navío que coleccionaba papeletas para despedir a su capitán. Ajustó sus ideas, fortaleció el sistema defensivo y reajustó los ideales tácticos. No fue una renuncia del concepto inicial del ‘Loberismo’. Fue un cambio inteligente ante una sangría que amenazaba con el fin de la, hasta ese momento, corta era de Sergio Lobera en la Unión Deportiva Las Palmas. Los valores no cambiaron.
En estos seis meses el aficionado amarillo se ha encontrado con un discurso que embelesa. Transmite sus declaraciones con una contundencia, claridad y convicción dignas de estudios en escuelas de comunicación. Es capaz de combinar con equilibrio conceptos usualmente exagerados, tanto al alza como a la baja. Ni prudencia significa renunciar a las cotas más altas, ni ambición representa querencia en salir campeones de la categoría. El mensaje está definido por el realismo, es ahí donde radica su punto más fuerte. Ha demostrado capacidad para describir sin excusas las sensaciones del grupo o de un partido sin justificaciones externas más allá del juego y sus propias decisiones.
En la filosofía de Horacio se destaca como tema poético el aurea mediocritas, que simboliza al dorado punto medio. Alcanzar el punto de equilibrio entre dos extremos, en el que no afecten el exceso y la virtud, sino la justa medida de ambos lados. Implica, a su vez, no salirse del camino ni exagerar las emociones de una manera desproporcionada. Tras una racha de trece partidos sin conocer la derrota Lobera ha tenido que gestionar a un entorno promiscuo, por su propia naturaleza, hacia la euforia. No existe relajación, ni se vislumbra exceso de confianza y el hambre de conseguir nuevas metas es más que patente.
Conceptos, filosofía y discurso. Un conjunto global que deriva en un espíritu inequívoco, fresco dentro de la propia entidad, que denota un cambio fraguado en estos últimos seis meses con Sergio Lobera en la institución de la Unión Deportiva Las Palmas. La travesía será complicada, los obstáculos se amplificarán, pero la base cada día es más sólida. Con esas premisas la Unión Deportiva camina con seguridad hacia su destino.
por Miguel Hernández
Este artículo se modificó el 18/12/2012 01:15 01:15