Sergio Lobera cumple seis meses en el banquillo de Unión Deportiva Las Palmas. Se dice pronto, pero hace trece partidos parecía una utopía. Medio año al frente de un banquillo histórico del balompié español. Su primer banquillo a nivel profesional.
Hace menos de una semana, en la entrevista que le hicimos a Nauzet Alemán en Doble Pivote, el centrocampista hablaba maravillas de su actual técnico. “Es un luchador. Es un espejo en el que mirarnos”, manifestaba. Todo eran adjetivos elogiando el trabajo del aragonés. Lobera ha conseguido un equilibrio entre lo deportivo y lo personal, en lo que al trato con el futbolista se refiere. Algo que en mi opinión, es fundamental en el fútbol actual.
Ha demostrado en seis meses que hay alternativa al tradicional entrenador con chándal que habla de usted al jugador y que al cruzar la puerta de Barranco Seco es un total desconocido. Ha sabido pasar por debajo de la botavara, mojándose hasta las rodillas, para cambiar el rumbo de un equipo que había tomado una dirección errónea.
Las comparaciones con el Barcelona o con La Roja, que él nunca buscó, han quedado en un segundo plano, y los que, mediante estadísticas comparativas con otras temporadas intentaban desacreditarlo, han ido dejando paso a los que creen en el poder, el trabajo y la ilusión. Está claro que Sergio Lobera no ha inventado el fútbol. No ha recorrido sino seis meses de una profesión que pocas veces da segundas oportunidades. Su camino acaba de comenzar, y su suerte será también de la Unión Deportiva Las Palmas.
por Jesús Izquierdo
Más artículos de Jesús Izquierdo
Este artículo se modificó el 17/12/2012 23:34 23:34