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Lobera o la modernización de la UD, por Jesús MORALES

Escuchaba un día de estos, mientras almorzaba e intentaba no asfixiarme de la risa provocada por uno de los editoriales de El Día —ay, Pepito Rodríguez, cómico incomprendido del siglo XXI—, que «Las Palmas está de moda». El escenario añadía más valor aún a aquella frase, pues me encontraba en un bar de La Laguna, Tenerife. Un grupo de chavales, tinerfeños, conversaban sobre la marcha de la Unión Deportiva y mencionaban, de vez en cuando, a Sergio Lobera.

Que Las Palmas esté de moda es algo que no pasa desde hace mucho tiempo. Y no me vale la moda pasajera y coyuntural de Paco Jémez, si bien podríamos establecer una cierta conexión entre su estadía en el banquillo amarillo y la del técnico aragonés. Con Lobera, Las Palmas no solo gana en ideas, sino en presencia virtual y, por tanto, social.

Estamos en una sociedad 2.0. Consumimos cultura 2.0. Vivimos en un mundo 2.0. Será que la gente se cansó de la basura que había en el primero. El caso es que las redes sociales son un perfecto termómetro que sirve para medir la relevancia y repercusión de un determinado tema, o un determinado personaje. Y si hiciéramos un breve estudio al respecto, veríamos que la moda de Las Palmas se propaga más fácilmente debido al perfil joven, casual, atractivo y «relacionable» de Lobera y lo que se ha creado a su alrededor.

Hablamos de ‘Loberismo’. Hablamos de la apertura de un perfil por fans del entrenador. Hablamos de que hace tan solo un año teníamos a un santero en el vestuario, maldición. O no maldición, no se me vaya a mosquear nadie que no esté presente. Las Palmas ha llegado al siglo XXI. ¡Por fin! Sergio Lobera aporta una presencia virtual que sirve como nexo con la afición amarilla, que a su vez se une en este nuevo mundo. En busca del Nuevo Mundo de la Primera División. Y ya recordamos aquello que cantaban en Chile —aunque sin mucha suerte— de «el pueblo unido jamás será vencido».

Lobera es una persona íntegra —que ya hacía falta—. Es un entrenador con muchas ideas y filosofías pero sin dogma alguno —que no es muy común—. Y es un personaje que ayuda, en todas sus facetas, en el objetivo de unir a la parroquia amarilla —que desde hace años pedía ya un milagro—.

La Unión Deportiva vuelve a estar de moda. Y lo mejor es que la afición se siente orgullosa de su equipo. De su juego flexible y adaptado, de su entrega majestuosa y de su ímpetu en pos del ascenso. Después de muchos años, Las Palmas hace honor a su himno. ¿Que hasta cuándo seguirá la moda? Apuesto, personalmente, que hasta dentro de mucho tiempo. El ‘Loberismo’ está en pañales, como el técnico en su carrera como entrenador profesional, pero crecerá tanto como lo hará una Unión Deportiva que sueña a la velocidad de Thievy, que suda las gotas y lágrimas de Nauzet, y que añora que la élite visite una isla donde lo de Guardiola ya lo habíamos inventado hace tiempo.

por Jesús Morales
 @MoralesJAlmeida

Este artículo se modificó el 19/12/2012 02:11 02:11