El derroche físico de Nauzet en los últimos partidos es más que elogiable. Trabaja con y sin el balón. Realiza un amplio kilometraje y mientras se desgasta imagina la siguiente jugada. Piensa. Si no hay opciones entre líneas, aparece desde atrás para sorprender. Si hace falta fluidez, pide el balón y no se esconde. Imprime rapidez o sosiego. Y si, por razones del guión, es necesario parar al contrario en falta no se rasga las vestiduras. Al observar los movimientos del grancanario se desliza que todo tiene un porqué. No improvisa, trata de emplear la lógica del juego. Y Las Palmas se beneficia de su madurez.
¿Qué ha perdido Lobera sin el Nauzet de banda? Poco más que una mayor presencia en el área contraria. Los amarillos no cuentan con un rematador nato —un killer, como lo era Javi Guerra en el Real Valladolid—, algo que disminuye las ventajas asociativas de tener a un prestigioso asistente como Alemán. En la banda, a pesar de completar sus mejores años en esa posición, se diluiría con este sistema en relación a su lustroso nuevo rol.
Alemán vino para ser el abanderado de la Unión Deportiva Las Palmas y no se ha escondido a pesar de su tímido inicio. La reinvención de su aportación directa ha derivado en un mayor protagonismo, dándole los mandos completos de la sala de máquinas de un equipo que apunta a Primera División. Y mucha culpa de ello la tiene Nauzet, el líder de la troupe.
por Miguel Hernández
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Este artículo se modificó el 23/12/2012 10:21 10:21