Sin espacios no hay rock and roll. Thievy no contonea sus caderas, Vitolo no huele sangre. Sin espacios no hay fiesta. Los rivales, con ordenarse y cederle el balón a la Unión Deportiva eliminan la única arma que hasta ahora le venía dando resultado a los amarillos. Los de Lobera, al contrario el resto de los mortales, sufre con el balón.
Todo empezó por una sutil afirmación. Sergi Barjuan argumentaba el jueves, en la rueda de prensa previa al encuentro, que el Recreativo no perdería su seña de identidad: tratar de ganar el partido desde la posesión del balón. Sergio Lobera, admitió antes del partido que el conjunto onubense mantenía un estilo «innegociable». Ahí empezó la partida. La cortina de humo de Sergi había servido, al menos, para confundir en la lectura previa al encuentro y en los primeros compases, cuando el balón echó a rodar en el Estadio de Gran Canaria.
El Decano del fútbol español se presentó con otra cara. Con un estilo inesperado que trastocó los planes de los amarillos. Plantó dos líneas de cuatro jugadores para fortalecer la defensa y borrar los espacios a los de Lobera. Es decir, sus esperanzas. Con el balón en el poder de los grancanarios se barruntó una pregunta: ¿y ahora qué?
Los primeros cuarenta y cinco minutos fueron un espejismo. La Unión Deportiva trató de salir con el balón jugado desde la zaga volviendo a los orígenes de Sergio Lobera en el club insular. Con un mediocentro incrustado entre los centrales para realizar la salida de balón lavolpiana, los laterales amarillos se convertían en carrileros por los costados. Sin embargo, Hernán no era capaz de sacar el balón limpio y superar la primera línea de presión rival por lo que Nauzet atrasó aún más su posición para tratar de desatascar la situación. A pesar de ello, el equipo de Sergi Barjuan, consciente de su ‘victoria’ parcial, supo mantener controladas sus líneas dando una clase maestra de posicionamiento táctico.
Tras el descanso, Lobera hizo ajustes para cambiar la mala dinámica con la entrada de Chrisantus y David González. El nigeriano entró en lugar de Tato para tratar de fijar a los centrales del Recreativo y ofrecer así una mayor libertad a Thievy para descolgarse hacia la zona de tres cuartos o hacia la banda. Por otro lado, el ‘Moco’ hacía acto de presencia sustituyendo a Hernán y se colocaba en la zona media como enlace entre la salida de balón de Nauzet y la zona de ataque del equipo. No obstante, la intentona fue estéril. No se encontraron pases interiores en vertical, y el ‘Recre’ se mostraba cómodo una vez su objetivo marchaba en buena lid.
El continuo movimiento de futbolistas en la zona media contrastaba con la libertad que existía en las bandas y que Las Palmas no supo aprovechar debido a la tendencia natural de Momo y Vitolo a acudir al centro cuando juegan a banda cambiada. Además, la falta de acierto de Pignol en los centros al área y las pocas incorporaciones de Dani Castellano, no mejoraban el panorama. Sin aperturas por los extremos la Unión Deportiva se ahogó en el nadacampismo.
En resumen, La Unión Deportiva no supo gestionar bien el partido. Primero se equivocó en el planteamiento y luego no supo responder ante lo que se encontró en frente. En ningún momento generó superioridad por los flancos, no fue capaz de fijar a los centrales y se empeñó en jugar por el centro sin tratar de buscar algún disparo a portería que cambiase la monotonía del juego. Lobera apostó una vez más a única carta. Sin plan B. Salió mal y no es la primera vez que se repite el mismo guión. Que un equipo de fútbol sufra con el principal vínculo afectivo del juego es sorprendente. Que en la idea originaria del curso el balón fuera el protagonista y ahora la relación con él sea dramática, más.
por Nauzet Robaina y Miguel Hernández
Este artículo se modificó el 21/05/2013 12:10 12:10