OPINIÓN | Si al aficionado amarillo le llegan a proponer en verano de 2012 que la UD puede jugar una final de 90 minutos con una plaza play-off en juego, lo firma seguro. Dejando de lado la preocupante irregularidad que ha mostrado el equipo en este tramo final de temporada, esa es la mejor lectura que se puede sacar de lo que se viene este sábado. La posibilidad de pelear por estar entre los grandes.
Con la cantidad de problemas, peleas por la permanencia, venta de jugadores importantes, partidos infumables y demás situaciones que al habitual del Gran Canaria le ha tocado comerse, tener la perspectiva de un play-off a la vista, suena a música celestial.
Pero para llegar a eso, queda un último escollo que se presenta como un partido a vida o muerte. Las cosas del destino, es decir, las cosas de la LFP, han querido que un choque que apuntaba a pachanga se convierta a última hora en una final en la que Las Palmas se juega el play-off y el Real Murcia, la categoría.
Se espera, por lo tanto, un partido de máxima tensión. Un tipo de encuentro en el que se verá de qué pasta están hechos muchos jugadores. Un choque que, además, serviría como simulacro perfecto de lo que se encontraría el equipo en un hipotético play-off.
Lo preocupante es que esta temporada el equipo no ha estado a la altura cuando le ha tocado jugar varios partidos decisivos. Se ha visto, sobre todo, en este último tramo de la temporada, cuando pudo incluso pelear por meterse en la zona de ascenso directo.
Esos fallos en partidos clave hacen que uno ande con la mosca detrás de la oreja de cara al duelo en la Nueva Condomina. Sin duda, es hora de que algunos jugadores den un paso adelante y demuestren que son tan buenos como ellos mismos se creen. Es la última oportunidad.
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Este artículo se modificó el 08/06/2013 11:19 11:19