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Al golpito, por Néstor CEBRIÁN

OPINIÓN | No entró muy bien la UD al partido, tampoco mal oiga. Pero sí que parecía que el Murcia entró mejor. Se esperaba de los pimentoneros una pared de frónton con dos pelotaris lanzando balones a Kike García. En absoluto. Salió presionante buscando robar lo más lejos de su portería. Y con dos equipos presionantes había menos hueco en el centro del campo que en la guantera de una bicicleta. Esta circunstancia reducía los movimientos con pelota de Las Palmas, incluso podríamos afirmar que durante la primera veintena de minutos los murcianos estaban maniatando los amarillos. Claro, que tampoco es que los de rojo estuvieran muy sueltos, pero esa guerra de guerrillas les venía mejor que buscar arriesgarse a una Pax Romana. Con el paso del tiempo la presión dejó de ser asfixiante, la UD empezó a coger aire, con cada bocanada las jugadas se hacían más largas y con cada posesión larga, más se iba quitando presión. Hasta que empezó a dominar el tempo del partido, Julio César estaba en camino. Piano, piano. Al golpito, con 8 canarios en el once, no podía ser de otra forma.

El siguiente paso era empezar a buscar rendijas por las que colarse, varias veces lo intentó Aranda hasta que la encontró Momo, la zaga murciana no es de esas que deja prisioneros, si pasa la pelota no pasa el jugador. Simple programación, If (pelota==play) {jugador.rival = stop}; Pasó el mayor de los Figueroa, así que penalti y expulsión. A esa línea de código faltó añadir alguna excepción. De pronto el bosque rojo parecía quedarse atrás y se despejaba el paisaje por delante. En la segunda parte, Las Palmas se quedó para ella la pelota, como un niño que juega a su recién estrenada megadrive el día de reyes y su primo solo puede verlo jugar “porque no sabes y no sea que se la rompas, que tú eres muy de cargarte cosas”. Ese paisaje despejado parecía ya expedito con el segundo gol, de Aranda a pase de Masoud. Pero parecer no es ser. Y tras un golazo de falta del Murcia, entró un poco la ‘temblaera’. Más por cercanía en el marcador, un rival creyente, el ambiente y el miedo a perder los tres puntos con un 0-2 y un jugador más, que por peligro real. Claro que un cualquier centro, falta, corner… No obstante, con la entrada de Vicente, que ponía en la mediapunta a Valerón los amarillos, volvieron a tomar el control y se vislumbraba un tercero, que acabaría marcando Nauzet.

Y con el tercero, a falta de pocos minutos para acabar el partido, uno ya podía respirar tranquilo. Ya se podía sintonizar rondas informativas, minutos y resultados, clasificaciones provisionales, y hasta ponerse con las cuentas de la lechera de la jornada del domingo. Quien iba a decir que la UD dormiría cuarta, como minímo, cuatro jornadas después del gol del Girona. El cuarto trabajo de Hércules está concluido. Ahora toca el quinto, el Sporting de Gijón. Un equipo capaz de hacer lo que hizo en el Molinón tras verse con un 0-2. Casi nada. Bonito partido.

[box size=»large»]por Néstor Cebrián
@NestorCebrian
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Este artículo se modificó el 23/03/2014 15:44 15:44