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Las Palmas perdió sus señas de identidad

CONTRACRÓNICA | Desde que salieron al campo los protagonistas del partido ya parecía una Unión Deportiva Las Palmas diferente a la que había enamorado en las primeras cinco fechas iniciales. La vestimenta celeste y blanca que lucía el conjunto grancanario los hacía difícilmente reconocible en el Heliodoro, como si hubiese perdido su identidad. Posteriormente, sobre el césped, los hombres de Herrera también parecieron en lo futbolístico un equipo distinto. La intensidad, la presión en campo rival y la verticalidad mostrada en ocasiones anteriores no aparecieron en el recinto tinerfeño y Las Palmas claudicó una vez más en el campo del eterno rival.

Araujo celebra el tanto de Momo / El Dorsal – udlaspalmas.net

Comenzó el partido con un ritmo tan alto que ya se preveía improbable que los futbolistas de ambos equipos mantuviesen ese nivel físico a lo largo de los noventa minutos. El Tenerife apretó la salida de balón de la UD  y anuló completamente al trivote en la formado por Javi Castellano, Hernán y Roque. La batalla de la medular fue en todo momento desnivelada a favor del combinado tinerfeño. Vitolo y Aitor Sanz se hicieron dueños de la parcela ancha del terreno de juego y dirigieron con maestría el guión del choque. Llevaron el juego al plano físico y se jugó a lo que el Tenerife quería jugar.

Sin embargo, fue la Unión Deportiva quien se adelantó en el marcador gracias a una magnífica maniobra de Sergio Araujo que venció en el duelo individual al central blanquiazul y sacó un centro al área que Nauzet revalorizó dejando pasar el cuero hacia el segundo palo. Allí apareció Momo para fusilar a Roberto y llevar el delirio al sector de las gradas pobladas por camisetas amarillas. Pero fue un espejismo.

No tardó demasiado el Tenerife en igualar el tanteador. En una jugada de estrategia, después de que la UD hubiese mostrado flaquezas en esa faceta pocos minutos antes, el bloque tinerfeño fue capaz de empatar en un accidentado despeje de Araujo hacia la portería de un Raúl que no cuajó su mejor actuación.

A partir de entonces y hasta los minutos finales fue todo un acoso y derribo constante de los jugadores locales hasta que el cansancio hizo mella en todos. No obstante, antes de que la falta de oxígeno se hiciese patente, Cristo Martín tuvo tiempo de lograr la remontada con un remate en el área, libre de marca, tras un centro de Suso, que también había puesto un buen centro a placer.

Todo aquello que Las Palmas había lucido en el primer mes de competición desapareció en la mañana de este domingo en el Heliodoro. La nota positiva es que la primera derrota llega con la UD en los puestos más altos de la tabla y que la caída no será tan dolorosa como la que podría haberse desarrollado en otras circunstancias. Eso sí, urge recuperar las señas de identidad del modelo Herrera, aquellas que han llevado al equipo al éxito. Ese es el camino a seguir.

 

Este artículo se modificó el 29/09/2014 23:03 23:03