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Un pacto entre caballeros, por Jesús Izquierdo

OPINIÓN | No tenía sitio ni siquiera en el banquillo con Paco Herrera. No es nada nuevo decir que Herrera no contaba con Tana ni para las pachangas. Tanto es así que una de las peticiones del entrenador catalán en pretemporada fue que se desocupase la ficha que estaba utilizando el mediapunta.

Pero Miguel Ángel Ramírez, haciendo caso a las recomendaciones de Toni Cruz, tranquilizó al canterano en verano diciéndole que se quedaría en el equipo. Por eso Las Palmas ha podido renovar ahora a Tana. En esta historia ha prevalecido la palabra. Un idioma que pocos dominan en los tiempos en los que corremos y que, como usted imaginará, está casi olvidado en el mundo del fútbol.

Tana y Ramírez llegaron a un pacto de caballeros antes de que comenzase la temporada. Un apretón de manos ha bastado para atravesar episodios confusos y difíciles. El club ha podido romper la cuerda varias veces. Ya saben ustedes que Tana no ha sido ningún santo, pero tampoco el demonio que muchos han querido pintar. No tenía ante sí Ramírez una tesitura sencilla. Él y Toni Cruz, quizá pocos más, sabían que el momento de Tana llegaría. Por eso fueron fieles a la palabra que le dieron cuando apretaba el calor de julio.

También Tana ha demostrado vestirse por los pies. Ha aceptado la misma oferta —también económica— que el club le propuso cuando veía los partidos por la tele. No ha aprovechado su estatus de titular para presionar al club con la finalidad de añadir algún cero a su nómina. Tampoco ha presionado sabiendo —él y el club— que equipos como el Villarreal lo podían firmar gratis —añadiendo euros a su cuenta— el 30 de junio.

Una mirada, y un apretón de manos ha sido suficiente. La firma es un puro trámite. Tana le ha devuelto al club la confianza que pusieron en él cuando las cosas salían torcidas.

 

por Jesús Izquierdo
Jefe de Deportes de Radio Marca Gran Canaria