CONTRACRÓNICA | Sabor amargo, una vez más, para la Unión Deportiva Las Palmas tras la visita de un gigante al Estadio de Gran Canaria. Como ya ocurriese en anteriores ocasiones con recibimientos a los grandes equipos de la Liga, los amarillos se quedan sin puntos y con la sensación de haber hecho suficientes méritos como para que el desenlace no hubiese sido de tal modo. En una acción puntual, en un final de partido excesivamente cruel, Las Palmas echó por tierra todo el trabajo previo y se quedó con la miel en los labios.
Hasta esos últimos instantes de encuentro en el que la locura se apoderó del recinto de Siete Palmas, lo cierto es que la Unión Deportiva ya había jugado un partido bastante decente como para merecer, al menos, la igualada en el marcador. Willian José erró su primer mano a mano del partido con Keylor Navas y luego no alcanzó a rematar una gran asistencia de cabeza de Roque que le dejaba sólo para finalizar en el área. La respuesta en el bando de enfrenta no fue tan benéfica: Sergio Ramos cabeceó un córner y mando a la red el esférico con un remate preciso y perfecto. Primer golpe encajado con la sensación de que el marcador no era justo hasta ese momento. Respondió Las Palmas con buenas acciones ofensivas y un gran dominio de cuero con el que se mantuvo en campo rival durante gran parte del enfrentamiento.
Luego, la segunda parte tuvo un guion con más barro y menos fútbol pero los de Quique Setién mantuvieron vivas sus opciones en todo momento. Los primeros veinte minutos de ese segundo acto fueron de tanteo pero a partir de ahí el ejército amarillo comandado por Momo y Nili desde los flancos amenazaron una y otra vez la portería blanca. Tras una buena jugada iniciada por el de Las Torres, el joven canterano se encontró sólo en el área con la posibilidad de embocar pero estuvo lento en la ejecución y regaló tiempo al guardameta costarricense para achicar espacios e interponerse en la trayectoria del balón a portería. No obstante, la inspiración de Momo tenía que encontrar un aliado y finalmente lo hizo en la figura de Willian José a cinco minutos para la conclusión, en esa fase del partido en la que cualquier cosa pudo pasar.
El delantero brasileño recibió la carta del extremo canario y, con una sutileza propia de quién va contra los estereotipos de sangre caliente de su nacionalidad, definió con una preciosa vaselina que superó al arquero e hizo que la pelota besase las redes para creer en el milagro. Fue un espejismo. Suele decirse que poco dura la alegría en la casa del pobre y así fue con Las Palmas en un golpe gélido al corazón orquestado por Jesé y realizado por Casemiro. El centrocampista del Real Madrid mandó al fondo de las mallas, también de cabeza el lanzamiento desde la esquina y consiguió los tres puntos para los suyos sin haber hecho nada especial para ganar. Y así, en un minuto, se acababa el cuento de hadas.
Un final demasiado cruel para un conjunto canario que tanto y tan bien ha jugado en todos sus partidos contra los millonarios de la categoría. El balance es el de seis derrotas en los seis enfrentamientos ante Real Madrid, Fútbol Club Barcelona y Atlético de Madrid pero las sensaciones en todos esos duelos son realmente distintas. Para un hombre como Quique Setién que da tanto valor a esas sensaciones, lo visto sobre el terreno no hace sino unir su sentir al del aficionado: orgullo por su equipo.
Este artículo se modificó el 14/03/2016 16:32 16:32