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Quique Setién y el principio de autoridad, por Francisco Mayor

Francisco Mayor

Mucho se está hablando de la Unión Deportiva en los medios especializados en los últimos meses, sobre todo a raíz de las visitas de los grandes a Gran Canaria y, gracias, además, a la racha positiva alcanzada últimamente. Más que nada, porque viniendo los amarillos del pozo de la segunda hay que ver cómo se atreven a discutirle la pelota al rival, sea quien sea, basándose en una posesión con criterio que ha venido como anillo al dedo al estilo de juego del canario y a la idea de belleza del fútbol que subyace en la memoria colectiva del aficionado insular.

Esto, claro está, es mérito de los futbolistas que tienen un nivel técnico aceptable para la categoría y, además, están ejecutando un sistema táctico en el que el jugador no debe dejar de pensar ni un solo segundo, ya que no es solo los movimientos del juego con el balón sino también las rotaciones cuando se está sin el dominio del esférico. No cabe duda de que hay detrás un director de orquesta que no solo está gestionando un grupo sino que además está extrayendo un rendimiento en determinados jugadores por encima de lo esperado.

La aparición de Quique Setién, y su segundo, Eder Sarabia, ha sumado en este aspecto. Cuando recibió la llamada de la UD, no pudo evitar el cántabro recordar sus inicios como jugador del Rácing y venir a jugar en el viejo Insular y quedar embriagado con la mezcla canaria argentina que entonces se desplegaba, y por el gusto exquisito de una afición que se daba por entendida en cada contexto.

Sin embargo, tras los fracasos, años atrás, de otros entrenadores que intentaron canalizar el juego a través de la posesión (que quedó estigmatizada por una especie de suicidio defensivo en Paco Jémez, y por una falta de recursos alarmante en Sergio Lobera), la idea de juego innegociable con la que vino el cántabro provocó cierto escepticismo en el entorno amarillo, que las ha visto de todos los colores. Unas primeras semanas intensivas de dobles sesiones hasta que alcanzaran una idea primigenia que luego han ido consolidando a base de aprender de los propios errores. La rehabilitación de jugadores como Tana o Vicente, la revalorización de veteranos como Momo o David García, la consolidación de Roque o Bigas, y la aparición rutilante de Nili o Lemos, no es sino la suma de una gestión del grupo excepcional basada no solo en el desarrollo de un sistema táctico que cada día crece más sino en una fe ciega de los jugadores en lo que están haciendo.

Setién no tiene un ego que se desata con grandes contratos sino con grandes proyectos futbolísticos basados en su manera de entender la vida

Pero quizá sea más importante su ascendencia al grupo en los momentos difíciles. Su gestión sobre los casos de indisciplina ha sido asertiva. “No soy un policía”, dijo, apelando a la responsabilidad de un profesional, tras la famosa noche carnavalera. O hacer crítica sobre la forma de gestionar la disciplina por parte del club, como si no formara parte fundamental el cuerpo técnico en este tema tan importante. O hablar de la falta de recursos a la hora de entrenar por falta de campos de entrenamientos, algo impensable en un club profesional de primera división.

Dijo Setién no hace mucho que los futbolistas son muy listos para engañarlos si no hay detrás una idea fuerte en la que todos deben creer. Yo añado que los aficionados, también. Por eso, somos muchos los que pensamos que debiera ser este cuadro técnico el ingrediente imprescindible para los próximos proyectos deportivos, cuando se consiga el objetivo de este año. Hace mucho tiempo que no tenemos a un entendido en la banda que nos está haciendo disfrutar como enanos, que está revalorizando a nuestros jugadores y, sobre todo, que no tiene un ego que se desata con grandes contratos sino con grandes proyectos futbolísticos basados en su manera de entender la vida. Y eso es un lujo que la Unión Deportiva Las Palmas no puede desaprovechar.

por Francisco Mayor

Este artículo se modificó el 27/03/2016 12:36 12:36