CONTRACRÓNICA | En un partido donde casi no ocurrió nada, quedaron las sonrisas de Valerón y sus compañeros por la felicidad que siempre supone verle sobre un campo de fútbol. También las lágrimas del mundo del fútbol y de aficionados que se entristecen por la despedida del Mago de Arguineguín.
Las Palmas empató 0-0 ante el Athletic Club, pero lo menos importante fue el resultado o el rival en sí. El encuentro de por sí era histórico porque se despedía de la isla de Gran Canaria como futbolista en activo Juan Carlos Valerón. El Mago de Arguineguín realizó sus últimos trucos en el césped del recinto amarillo y volvió a deleitar a los aficionados durante 72 minutos.
Porque un jugador de la talla y trayectoria del Flaco merecía un final así. Más de 27.000 personas en la grada, Las Palmas salvada, portando el brazalete de capitán, sustituido por otro que hacía historia como Ángel López y ante un rival de tronío y prestigio como el Athletic Club. Escenario inmejorable para decir hasta siempre a un genio del fútbol.
Como el partido apenas tuvo nada que contar, lo especial y relevante llegó tras el pitido del árbitro. Tras los momentos mágicos del aplauso unánime en el minuto 21 y la salida de Valerón del campo, quedaban los homenajes con el encuentro terminado: un manteo por sus compañeros, el aplauso de sus rivales, quienes se quedaron a la mayoría de los actos de homenaje, la placa que le entregó Miguel Ángel Ramírez, el vídeo en la pantalla del Estadio de Gran Canaria, el emotivo encuentro con los miembros de la peña UltraNaciente… Todo homenaje puede quedarse corto para lo que la figura del Flaco ha representado para el fútbol canario y estos últimos años para la UD Las Palmas.
Y como fin de fiesta perfecto, las palabras del casi único protagonista de la jornada. Valerón se dirigió a una afición que no se movió de sus asientos pese al pitido final y agradeció el cariño recibido y especialmente estos tres últimos años que ha pasado como amarillo. Con un «¡Hasta siempre!» se despedía uno de los mejores jugadores que ha dado la isla de Gran Canaria, pero su despedida nunca será completa, ya que el fútbol y el legado de Valerón perdurará para siempre en las retinas de los aficionados. Se marcha el jugador, nace el mito.
Este artículo se modificó el 09/05/2016 16:52 16:52