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(OPINIÓN) Malvender, por Miguel Hernández

Una temporada fantástica en la élite no ha servido a determinados clubes del establishment español para percatarse de algo muy sencillo: que la UD Las Palmas ya no es aquella entidad que pedía créditos apelando al sentimiento y llorando por una limosna por las esquinas.

Llega el Sevilla con su sombrero Panama, un puro cubano y vestido de punta en blanco, se pasea por la ciudad y enarbola un manifiesto desfasado: este es mi filial y me llevaré todo lo que me guste a un precio de ganga. Porque yo soy el cool, yo soy Champions y tú un pobre equipo que fabrica activos para nosotros.

No es extraña esa actitud altiva, cuando hace tres años se llevaron a Vitolo –un auténtico diamante en bruto, a su rendimiento me remito– por cuatro duros. Ahora las tornas han cambiado: el Sevilla no es el único equipo que desea crecer a base de comprar barato y vender caro. No se puede pedir en Paris la cláusula liberatoria por Krychowiak y tratar de hacer un negocio redondo con una oferta ridícula por Roque Mesa en Gran Canaria.

La UD, desahogada y fuera de la catarsis económica de hace dos temporadas, tiene la sartén por el mango con todos sus activos. Contratos largos, firmados por los futbolistas sin ninguna pistola de por medio, y unos salarios que aumentan en función de su rendimiento y años de contrato. La UD ahora puede hacer como el Sevilla con el Paris Saint-Germain: la cláusula de rescisión o nada. Marcaría, además, una línea de negociación con futuros pretendientes sin sentar un mal precedente que obligue a ‘regalar’ a otros futbolistas.

En medio de esa actitud reprobable del Sevilla está una persona con sentimientos y ganas de progresar. El Sevilla quiere a Roque Mesa para un proyecto de Champions, pero no lo valora como un jugador Champions en base a su pírrica oferta de 5 millones por sus derechos. Una tesitura complicada para un chaval que se merece progresar como el que más.

Ese sentimiento de agradecimiento hacia Roque no puede ocultar algo importante: los intereses del club están por encima de cualquiera. Y en esa respuesta tajante de la UD hay algo más que un impulso. La Unión Deportiva Las Palmas tiene el mismo derecho a crecer como lo hizo el Sevilla en su día. Y únicamente se logra de una manera. Sin malvender.

Twitter: @mhernandez

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Este artículo se modificó el 29/06/2016 19:51 19:51