El reconocido periodista británico presentó a la UD Las Palmas en el portal internacional de ESPN cuando iniciaba como líder la jornada 3, llevando al mundo a uno de los equipos que están de moda en España con el título ‘Conoce a Las Palmas, el pequeño equipo que crea turbulencias y captura corazones en España’.
La UD Las Palmas continúa enamorando no sólo en el fútbol español, sino más allá de sus fronteras. Antes de la derrota en Sevilla, Sid Lowe escribía sobre los de Setién para el reconocido portal internacional ESPN. Aunque el texto se publicó cuando la UD ocupaba la primera plaza, la idea de lo que transmite sigue vigente.
La traducción del texto es la siguiente:
Nunca se lo imaginaron, y su entrenador directamente nunca lo soñó. Mirar la clasificación diariamente -incluso cada hora- durante las dos últimas semanas como si tuvieran miedo de que pudiese cambiar, decididos para disfrutar cada momento de ello. Verás lo que ellos ven. El mejor equipo en España ahora mismo, el equipo en lo más alto de la tabla, no es el Barcelona o el Real Madrid. Es la Unión Deportiva Las Palmas.
Las Palmas no ha estado ahí durante 38 años. Hasta la pasada temporada, ellos ni siquiera habían estado en Primera División en 14 años y tras ocho jornadas de la temporada 2015-16, despidieron a su entrenador. El equipo estaba segundo por la cola, y la verdad es que muchos creyeron que era injusto y, francamente, bastante inútil. Después de todo, Paco Herrera les había llevado allí, más de una década después y no había mucho más que él pudiera hacer. Ellos no estarían mejor bajo un entrenador diferente.
La realidad es que lo estarían. Ganaron sólo cuatro de sus primeros 17 partidos el pasado año pero lentamente las cosas cambiarían. Con Quique Setién perdieron sólo cuatro de sus últimos 13 y tres de ellos fueron cuando su temporada era tan buena que estaba terminada, con la salvación asegurada. Perdieron sólo 2-1 contra el Barcelona y 2-1 contra el Real Madrid, de hecho les faltó fortuna para superar los dos. Ahora, momentáneamente al menos, ellos tienen: los dos grandes de España situados tras ellos este fin de semana.
Es sólo la jornada 3, seguro. Y no durará, todo el mundo lo sabe. Pero todavía: 38 años. Treinta-y-ocho. Y esto no es pura casualidad; la pasada temporada lo mostraron. El fútbol que ellos han jugado esta temporada lo demuestra: dos victorias de dos, nueve goles anotados, ninguna victoria ajustada, ninguna victoria por suerte. La pasada temporada les llevó hasta diciembre marcar tanto; esta vez lo han conseguido antes de acabar agosto. Nadie se imaginó esto. Y no, Quique Setién ni lo soñó en absoluto.
De todas formas, eso es lo que él dice. Setién era un futbolista talentoso y bien dotado técnicamente. Dice que daría un dedo por haber jugado con el Dream Team del Barcelona de Johan Cruyff. Setién fue al Mundial de 1986 con España aunque no jugó. Pero también dice que era un poco diferente y cuando se hizo entrenador realmente no tenía ninguna ambición. Él era un jugador. Le gustaba jugar. Y eso, aparentemente, era mucho.
Cuando Setién aterrizó en Las Palmas la pasada temporada, estaba debutando en Primera División como entrenador… a los 58 años. En parte porque se le había pasado por alto, sí, pero en parte porque nunca lo había perseguido. «Mi ego ha sido satisfecho jugando», dijo. Al final de su carrera jugó fútbol playa (fue internacional con España durante siete años), y cuando tomó el mando como entrenador del Racing de Santander, el equipo de su ciudad, dijo que era «circunstancial». No tenía más que un partido entrenado a un equipo juvenil antes.
Siguió en el Poli Ejido, Logroñés (donde sufrió impagos durante siete meses) y Lugo. Llevó el Lugo arriba. Y tuvo un par de periodos de 10 días a cargo de Guinea Ecuatorial, una experiencia que describe como absolutamente sin importancia en su vida pero de la que aprendió.
Setién una vez admitió que él no vive para entrenar; más bien, entrena para vivir. Era un trabajo, y necesitaba el dinero; no era impulsado por la competición o la ambición exactamente. O eso dijo. «Me gusta estar feliz, cómodo», admitió.
Se siente diferente ahora. Las Palmas es muy su equipo; es lo que los españoles describen como un «equipo de autor», uno donde está claro quien está detrás. Desde el principio pensó (o quizás esperó) que podría ser. Este era su tipo de lugar, su tipo de club. «El tipo de lugar donde me entienden, y eso no es fácil», dijo. Setién es «terco», añade su asistente Eder Sarabia – «puede parecer no gustarle, pero es un perfeccionista».
Tiene algo de un idealista también. Dice que su idea de fútbol no es negociable, y lamenta que el desarrollo de los jóvenes se ha llevado lo divertido del juego. Habla sobre fútbol como algo lúdico -sobre disfrutar-. A los niños se les enseña a moverse, a posicionarse, cuándo presionar y cuándo cubrir, pero dice que «nadie les enseña a regatear». Están en el césped, cierto, pero ¿realmente están jugando? «Pueden estar ahí durante hora y media y no tocar el balón».
Hay una contradicción aquí: como entrenador, ha tenido a su equipo jugando un fútbol rápido, incisivo y atlético. Hay idealismo, pero hay realismo también: él admite que le encantaba ver a Juan Carlos Valerón jugar, manifestando que era un futbolista tan bueno que te sacaba las lágrimas, pero también admitió que no él no podía hacerle jugar siempre. «El fútbol se ha vuelto muy duro; tienes que correr un montón», dijo.
Por todas las contradicciones, estos principios se vuelven realidad. Y Las Palmas se siente como el lugar correcto para Setién. Es parte de un cliché, por supuesto, pero las Islas Canarias son vistas a menudo como la Brasil de España: un vuelo a tres horas desde la península, al oeste de África, cálido y arenoso, un lugar donde el fútbol se juega con técnica y estilo, un sentido de aventura y diversión. Las Palmas de Setién lo hace; pocos equipos son más divertidos de ver.
Los líderes de la liga española son un equipo que roba la posesión y corre, pero lo hace con ritmo y precisión, no sólo un enganche hasta el campo. Cuando defienden, lo hacen para atacar. Son un equipo donde los laterales empujan y el centro del campo se rompe más allá del delantero, donde el balón se mueve rápidamente, con un toque, y es tratado bien. Si ellos lo pierden tratando de hacer el pase correcto, no hay reproche, sólo ánimo para intentarlo de nuevo.
Setién es un entusiasta jugador de ajedrez que incluso ha jugado contra grandes maestros como Garry Kasparov y Anatoly Karpov (o eso dice la historia) y cree que el ajedrez le ayuda a entender el fútbol. El centro es la clave, el colectivo funcionando; improvisación, sí, pero mecanismo también. Todo a través del balón. Han marcado nueve goles de once lanzamientos entre palos esta temporada pero no porque son inusualmente efectivos y ciertamente no porque tengan suerte. Más bien, porque las ocasiones que crean son tan claras, abriendo en rodajas a sus oponentes.
Estaba pasando la pasada temporada; ahora pinta incluso mejor. Las Palmas ha mantenido a Roque Mesa, a pesar de la persecución del Sevilla -recuperó el balón más veces que ningún otro jugador la pasada temporada- y tienen a Jonathan Viera llevando la camiseta de Valerón y haciendo el fútbol de su carrera. También han fichado a Kevin-Prince Boateng este verano. Admite que les vio la pasada temporada ante el Real Madrid y le encantó aunque no sabía dónde estaba Las Palmas. «Tiki-taka, lo llamó. ¿Quiénes son este equipo atrevido de amarillo que juega así?
«¿Por qué fichar por Las Palmas?» le preguntaron a Boateng la pasada semana. «¿Por qué no?», replicó. El antiguo centrocampista del Milán ha marcado dos veces esta temporada; está disfrutando de esto. Todos lo están. Todo el mundo lo hace. Nueve goles ya esta temporada, cuatro ante el Valencia, cinco ante el Granada y el liderato.
«Gran parte del tiempo preferiría jugar al ajedrez que al fútbol», dijo Setién una vez. Gran parte del tiempo, quizás, pero no siempre. Ya no. Y no cuando su equipo está jugando.
Este artículo se modificó el 16/09/2016 18:02 18:02