La UD Las Palmas cuajó su peor actuación de la temporada en una noche para olvidar, en la que se repitieron errores e infortunios que han castigado al equipo amarillo en lo que va de campaña. Casi fue una derrota por incomparecencia en Sevilla.
Si hay que buscar algo positivo del desastroso partido de la UD ante el Real Betis, es que los amarillos ya no volverán a Sevilla esta temporada, al menos en competición liguera. Aunque de la imagen ofrecida en el Pizjuán a la vista hoy en el Villamarín hay un mundo de distancia.
Pero hay factores que se repiten y ello no hace más que redundar en el mal partido de Las Palmas. Redunda porque lo visto hoy en Heliópolis ya lo ha vivido en diferentes momentos de la temporada el equipo amarillo. La primera parte fue un calco a la vivida en El Sadar, con un gol recibido además en el mismo minuto justo antes del descanso. También recordó por momentos a Anoeta, donde Lemos volvió a finalizar el partido lesionado. Preocupa que un jugador sin carga de minutos ni lesiones serias no esté para aguantar 90 minutos sin molestias.
Y sin abandonar Anoeta, el que hasta hoy había sido peor partido de la UD en la temporada, se repite la historia en cuanto a la alineación. Sorprendió Setién de inicio colocando a Momo en la derecha, devolviendo a Tana a su posición natural como volante y sacrificando para ello a Vicente Gómez. Y como ante la Real Sociedad, al ‘4’ le bastó con no salir de inicio para demostrar indirectamente que es básico en el dibujo amarillo. Porque Roque baja mucho sus prestaciones sin el de Schamann y Viera se aleja demasiado del ataque bajando tanto a recibir; porque Las Palmas pierde peso en el centro del campo; y porque además fue, jugando 25 minutos, el futbolista que más peligro creó para Adán.
No obstante, la historia interminable se prolonga por otros dos detalles. La UD Las Palmas ha encajado dos goles en todas sus salidas lejos de Gran Canaria en la presente temporada. Y otro problema que no termina está en las jugadas a balón parado. Dos en Valencia, uno en Sevilla, uno en Anoeta -el que provocó el penalti de Boateng-, los dos de hoy ante el Betis y la jugada previa al penalti del primer gol en Pamplona. Además del gol de falta directa del Celta. Demasiados goles a balón parado que están destapando una patología grave en el entramado amarillo. Pero tras 12 jornadas estas acciones, lejos de corregirse, no dejan de repetirse. La historia interminable.
Este artículo se modificó el 19/11/2016 12:59 12:59