Seguro que a muchos de ustedes también les pasa cuando están en la península… ese extraño tono que algunos siempre utilizan a la hora de recordarnos las ayudas del 50% que tenemos al transporte aéreo y marítimo para poder salir del archipiélago. Lo hacen como si fuera un extraño privilegio que usamos a nuestro capricho, como si fuera un ‘regalo a la colonia’ para que no se quejen y vean lo generoso que somos con la ‘periferia’.
Algo parecido debe suceder en la Real Federación Española de Fútbol y su seleccionador nacional, Julen Lopetegui, que con insinuar que se está interesado en algún jugador de la UD Las Palmas y lo bien que juegan y la regularidad que mantienen debe parecernos suficiente.
Este viernes hemos vuelto a vivir un capítulo de extraño reconocimiento a los ‘nuestros’ y es que después de las expectativas de la posible convocatoria de Roque Mesa y Jonathan Viera –que habían entrado en la preselección del propio seleccionador – al final se vieron adelantados por Asier Illarramendi, de la Real Sociedad, y Gerard Deulofeu, del Milan.
Lopetegui argumenta su decisión alabando a los grancanarios, pero desechándolos porque “por una razón u otras no nos entran en esta convocatoria”. Dejando una puerta abierta a volver a hundir la esperanza de unos jugadores y una afición que por el contrario se sentiría profundamente orgullosa de que jugadores de su equipo representaran a La Roja.
Coincido con el dicho de que éste es un país con 44 millones de seleccionadores y que casi nunca se es justo. Pero el continuo ‘no’ a Roque y Viera o Vicente, Tana, Bigas… es un ‘no’ a una filosofía de fútbol. A una genética única y personal de una isla en la que la clase y la técnica no tienen duda. Un entrenador que enarbola la bandera del jugar y hacerlo bien cueste lo que cueste y que brinda un homenaje al fútbol con mayúsculas aun a riesgo de perder partidos.
La UD Las Palmas se ha ganado el respeto de los amantes del fútbol más allá de los fanatismos. De aquellos que por encima de sus colores entienden que siguen habiendo circunstancias supremas en este deporte para admirar y reconocer lo que hacen los isleños por todo estadio y ciudad que visita.
El máximo responsable de la selección se ha olvidado de eso. Manda mensajes inocuos que lejos de recibirse como reconocimiento, ya empiezan a sonar a excusas y discursos hechos para intentar agradar. El fútbol de la UD exige gestos reales y no palabras. El juego y regularidad de Roque y Viera merecen respeto de quien manda en la selección y otra vez más se olvida de ellos.
Nos toca pagar la insularidad, sí, porque lamentablemente para poder salir de nuestro particular paraíso no nos vale con un coche o en tren… nos toca pagar la insularidad aunque nos encontremos entrenadores, jugadores y directivos que por venir una vez al año aquí se rasgan las vestiduras como si les tocara una odisea por el desierto sin comida ni agua…
No pido sensibilidad, exijo igualdad y respeto.
Por Norberto González
Radio Nacional España
Este artículo se modificó el 18/03/2017 00:51 00:51