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Un suplicio que no merecen los aficionados

Tanausú Domínguez, pieza creativa de la UD hoy en Butarque / LFP.es

CONTRACRÓNICA | La UD Las Palmas volvió a naufragar estrepitosamente ante un Leganés que no necesitó ni siquiera mostrarse superior para sacar el partido adelante. Otro error clamoroso de Javi Varas abrió el camino, otro de Hélder lo allanó y un penalti mal señalado convirtió en un castigo el encuentro para los aficionados amarillos en Butarque. Un suplicio que no merecen.

Si hay que quedarse con algo bueno de la UD en Butarque casi que vuelve a ser con su afición. Pese a la mala racha e imagen del equipo lejos de Gran Canaria, ahí volvía a haber seguidores canarios para animar a un equipo que no da más que disgustos como visitante. Y como no podía ser de otra manera, en territorio pepinero volvieron a ser testigos de un gran ridículo amarillo.

Y es que la temporada de la UD Las Palmas está acabando de la peor forma posible. Con los deberes hechos, los de Setién no hacen más que sumar goleadas estrepitosas fuera de casa que no hacen bien a nadie, puesto que ya el equipo amarillo no goza del respeto que se le tenía en la primera vuelta. Todos los equipos saben que recibiendo a la UD necesitarán poco para salir victoriosos.

Alineaba Setién de entrada un once plagado de jugadores poco habituales además de la primera presencia en Primera de Erik Expósito, quien tuvo un partido discreto pero es casi el último al que habría que señalar tras un nuevo descalabro. Tras una primera parte en la que pareció un partido amistoso de mediados de julio, cuando ambos conjuntos están pensando más en la preparación física que en el propio resultado.

Todo cambió tras el descanso. El Leganés salió al campo pero la UD no. Con eso le bastó a un equipo pepinero que estaba dando una imagen muy floja para estar jugándose la salvación. Tal vez eran sabedores que tarde o temprano llegaría el cortocircuito amarillo. Esta vez lo comenzó un reincidente Javi Varas. Como ya hiciera ante la Real Sociedad, un pase al delantero rival propició el primer tanto, un golpe que terminó de noquear al equipo.

No obstante, por si quedara alguna duda, Hélder Lopes se sumó a la fiesta asistiendo con otro error a Luciano, y el colegiado picando al señalar como penalti un piscinazo para el 3-0. Los que estaban en la cuerda floja, lejos de demostrar valía para la próxima temporada, echaron tierra a sus posibilidades.

Todo esto ante los ojos de unos aficionados que desean que termine ya una temporada que se ha convertido en un suplicio, un desastre. Tanto para los fieles que se desplazan a ver a los amarillos lejos de Gran Canaria sabiendo que lo normal es que vean un ridículo de los suyos, como para los que lo sufren desde casa, impotentes de ver que la ilusión se ha convertido en un sufrimiento, un suplicio. Por suerte para todos ya sólo quedan cuatro partidos para terminar el campeonato.

Este artículo se modificó el 27/04/2017 11:59 11:59