La UD Las Palmas, con Pako Ayestarán al frente de las operaciones, se enfrentará este miércoles al Deportivo de la Coruña en un duelo donde las necesidades amarillas pueden ser paliadas por un pequeño regusto dulce que le haga coger fuerzas para la ‘final’ del domingo ante el Betis.
Pequeño impasse. Inciso en la carrera por la salvación. Las Palmas afronta el miércoles en el Gran Canaria un duelo de Copa del Rey que no molesta en el calendario y que puede servir de trampolín hacia la esperanza. El Deportivo de la Coruña, único equipo que conoce la derrota ante la UD de Ayestarán, puede convertirse en la excusa perfecta para coger confianza para la batalla de las batallas que se celebrará en el recinto de Siete Palmas el próximo domingo cuando los amarillos reciban al Betis de Quique Setién.
La realidad es que el duelo ante el ex entrenador del conjunto insular es el que verdaderamente le importa a Las Palmas; la necesidad de puntuar que tienen los grancanarios es una realidad palpable y el punto de Anoeta supo a poco viendo la clasificación. Lo que le da de comer a la entidad amarilla es LaLiga y de su supervivencia en Primera dependen muchas cuestiones sobre el futuro más inmediato del club, algo que deja claro que el torneo del K.O es ahora mismo secundario, aunque puede ayudar.
Ese duelo ante el Deportivo antes de la ‘final’ del fin de semana es un motivo para intentar creer en una UD que sigue dando síntomas de tibieza. Los amarillos demostraron ante la Real Sociedad que ofensivamente el equipo tiene dinamita, pero atrás mantiene una serie de dudas peligrosas. Las Palmas jugó con fuego y no se quemó, es más, estuvo a punto de abrasar a un conjunto, el vasco, que se desdibujó en los últimos minutos de partido cuando salió al ataque sin rubor alguno.
De ese modo, la Copa es un caramelo que ahora mismo no se puede rechazar. Son 90 minutos donde Ayestarán, cuyo crédito sigue estando bajo sospecha, puede reivindicar que está preparado tal como él mismo ha expuesto cada vez que ha sido preguntado por su futuro. Una victoria amarilla acompañada de buenas sensaciones le conderían parte de razón y, además, le daría margen para sentarse el domingo en el banquillo para verse las caras con un Quique Setién añorado por muchos aficionados.
Sin embargo, una derrota, o peor aún, una eliminación con el cruce prácticamente encarrilado para los insulares harían que el técnico de Beasáin estuviese más y más cuestionado. Lo cierto es que Pako ha vivido casi todo su tiempo como entrenador amarillo como un equilibrista a punto de caerse, aferrándose a la cuerda bajo un dogma demasiado manido e, incluso, simple como es el de «trabajo, trabajo y trabajo». A pesar de ello, esa fe inquebrantable en sus posibilidades no le han servido de demasiado.
Las Palmas lucha por escapar de sus propios fantasmas y el choque de pasado mañana es un control reglamentario antes del examen del día 3 de diciembre a las 19:45. Ayestarán pasó este fin de semana, como si de un videojuego se tratase, de la pantalla de la Real Sociedad a la del Dépor y, si logra un buen resultado copero, llegará a la del Betis. Por esa razón, este caramelo de la Copa del Rey puede ser un empujón dulce hacia delante o bien un mal trago que añadir a un inicio de temporada para olvidar.
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Este artículo se modificó el 28/11/2017 21:53 21:53