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Ice Age

Foto: LaLiga

La UD Las Palmas vio frenado el ‘Efecto Paquito’ en un partido donde el Alavés se impuso desde el carácter y el corazón. El frío de Mendizorroza heló a un equipo, el amarillo, que naufragó desde el inicio en un mar de cubitos de hielo. 

Congelados. Las Palmas sufrió el frío en sus carnes. El invierno de Vitoria frenó a una UD que tuvo que ponerle cadenas a las ruedas cuando no está acostumbrado a usarlas y acabó cediendo tres puntos ante un rival que demostró más hambre. El Alavés se impuso desde la intensidad y desde el carácter, mostrándose vigoroso y dispuesto a ahogar a los grancanarios en una presión de la que no pudo desquitarse.

De ese modo, el equipo de Paquito volvió a dar un paso atrás respecto al domingo pasado. Los canarios echaron por tierra los buenos momentos de fútbol vividos en el Gran Canaria hace menos de una semana y acabaron siendo superados por su rival con claridad. Dio la sensación de volver al mismo punto en el que la UD lo dejó cuando Pako Ayestarán todavía era el entrenador insular, viéndose obligados a remar contracorriente.

El plan de Abelardo salió perfecto. El asturiano quiso desactivar a Las Palmas y lo consiguió con el compromiso defensivo de los suyos. El Alavés ejecutó su partido a la casi sin figuras, obligando a los amarillos a jugar por dentro y haciendo que Jonathan Viera se alejase del área. Con Macedo y Dani Castellano más pendientes de defender que atacar, los vascos también le cortaron las alas a la UD por los costados.

Con todas esas premisas, los grancanarios apenas se asomaron por la meta de Pacheco y fueron un equipo endeble otra vez. El cuadro isleño estuvo prácticamente a merced del glorioso, sobrenombre con el que conocen a los vitorianos, y tuvo que ser Raúl Lizoain el que achicara agua para evitar una goleada que habría sido sonrojante. Todo eso, sin soluciones en el banquillo por falta de hombres de ataque, hicieron mucho daño a la UD.

Ante un rival directo Las Palmas vuelve a retroceder una casilla en la carrera por la salvación. Las sensaciones volvieron a ser poco halagüeñas y la felicidad se desvanece a falta de la llegada o no de un nuevo entrenador. Las dudas aparecieron de nuevo cuando el frío más apretó. La UD se encogió bajo el intenso pelete de Mendizorroza y, por mucho que se abrigó, nunca encontró el calor necesario ni la intensidad para triunfar.

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Este artículo se modificó el 09/12/2017 12:02 12:02