Con tres inquilinos en el banquillo y a la espera de confirmar el cuarto, hay aspectos que se mantienen constantes como los malos resultados, la imagen mejorable y los errores puntuales. Esto señala de forma directa a los jugadores, incapaces de alcanzar su mejor nivel y muy lejos de lo que se espera de ellos.
Ni Márquez, ni Ayestarán, ni Paquito. Todos lo han intentado pero no terminan de dar con la clave primero del equilibrio en el juego y posteriormente del rendimiento colectivo de sus jugadores, lo que ha llevado a la UD a ocupar la última plaza en solitario tras 15 jornadas, siendo además tanto el más goleado como el menos goleador.
No obstante, cuando hasta tres entrenadores han tomado las riendas del grupo y las sensaciones, con sus altibajos, ha sido prácticamente siempre igual de malas, también hay que mirar a los futbolistas. Y es que la gran mayoría de ellos anda no sólo lejos de su mejor nivel individual, sino que además presentan en algunos casos incluso síntomas de involución.
Cierto es que ha habido múltiples lesiones y que la dinámica es tan mala que acaba arrastrando a todo el grupo, pero muy pocos son los jugadores que presentan mejoría respecto a la pasada temporada. Probablemente sólo Raúl Lizoain ha logrado pasar del banquillo a la titularidad y disfruta ahora del mejor momento de su carrera, mientras que otros casos como el de Javi Castellano también presenta mejoría sobre la temporada pasada, aunque por razones diferentes.
Jonathan Viera como único líder
El resto, una incógnita que en el mejor de los casos no empeora pero tampoco mejora el nivel ya ofrecido. Jonathan Viera es la estrella y el único que está logrando tirar de un equipo en el que se echan en falta más ayudas al ’21’, cuyo rendimiento es similar al de la pasada temporada pero brilla menos porque tiene menos socios y juega más alejado del área, donde es más peligroso.
Alarmantes son los casos de jugadores como Mauricio Lemos, Tana, Michel Macedo o Pedro Bigas. También Dani Castellano o Vicente Gómez, este último acusando tanto la lesión en verano como la marcha de Roque Mesa. Todos ellos titulares fijos con Setién y con un rendimiento irregular muy alejado de lo que han llegado a ser capaces de ofrecer estando en plenitud. El propio técnico cántabro varias veces aludió a los pocos partidos en Primera de sus jugadores como factor determinante en algunos momentos concretos. No obstante, en el caso del equipo amarillo no parece afectar la mayor experiencia, puesto que suman su tercera temporada en la élite y está siendo la peor desde el ascenso.
Luces y sombras en los fichajes
Mención aparte también para los fichajes llegados en verano. Sólo Ximo Navarro, Calleri y Rémy están ofreciendo un rendimiento aceptable aunque irregular. Ni rastro de un Chichizola que se empezó muy bien pero se evaporó con el paso de las jornadas hasta perder la titularidad; Aquilani, de fijo a ver los partidos desde el banquillo o la grada; o Tannane, quien sigue sin demostrar prácticamente nada de lo que apuntaba tras su incorporación. Aunque no le favoreció la lesión muscular que sufrió, su rendimiento está muy lejos del esperado.
Caso aparte es el de Sergi Samper y Hernán Toledo. El primero llegaba llamado a ser el sustituto de Roque y jefe del centro del campo, pero entre su lesión nada más llegar y el ritmo errático del equipo, sólo ha disputado 75 minutos en un partido de liga, además de aparecer en los dos encuentros de Copa. Alterna suplencias con descartes. Parecido el caso del argentino aunque sin lesiones de por medio. Los tres entrenadores hasta ahora le han mantenido como el último extremo de la plantilla y su participación ha sido muy residual, anotando un tanto en Copa ante el Deportivo.
Finalmente, el fiasco de Vitolo. Llegó como fichaje mediático con el cartel de internacional y tras un millonario traspaso al Atlético de Madrid. Con el objetivo de ayudar a encarrilar la salvación, el grancanario abandonó la UD tras encadenar tres lesiones y disputar sólo nueve partidos de liga y uno de Copa, en los que anotó un gol intrascendente ante el Celta. Era una de las grandes esperanzas del club en esta primera vuelta pero estuvo muy lejos de las expectativas generadas, acabando, como Jesé, en otro regreso mediático para el olvido.
De confirmarse la llegada de Jorge Almirón, la UD habrá tenido cuatro entrenadores en 16 jornadas de liga, una cifra que ni permite continuidad ni ayuda a compactar el bloque. No obstante y aunque las decisiones del club han sido fracasos sonados en cuanto a la elección de los integrantes del banquillo hasta ahora, poco podrá hacer Almirón si la mayoría de sus futbolistas siguen lejos del nivel esperado. En sus piernas, y sobre todo en sus cabezas, están las opciones de salvación. Han demostrado que son mucho mejores de lo que están rindiendo.
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Este artículo se modificó el 11/12/2017 19:21 19:21