Para Alen Halilovic el choque ante el Málaga no va a ser uno más. El croata no consiguió brillar especialmente sobre el césped del Estadio de Gran Canaria, pero se transformó en héroe por un día de una hinchada que empieza a creer.
La memoria del fútbol es como la del personaje de Dory en ‘Buscando a Nemo’: A corto plazo o a muy corto plazo. Esa verdad tan injusta como arraigada hacer que muchos proyectos fracasen y que otros acaben triunfando por caminos completamente distintos al establecido por el status quo deportivo, unas cuestiones que añaden una dosis de suerte a todo aquel que se lanza a competir en casi cualquier disciplina que se precie.
Quizá por eso el partido que Alen Halilovic desarrolló ante el Málaga va a quedar encuadrado en una imagen. Una instantánea que podría quedar congelada para la posteridad en la historia de la UD Las Palmas. Su tanto fue obra de la fortuna por un lado y, por otro, de un don de la ubicuidad realmente tajante. No hay más. El balcánico hizo carne aquello de «caerle a uno la breva en la boca, que no es poca».
Pero para llegar a eso hubo que equivocarse, y mucho. El croata salió con media hora por delante y prácticamente cada pelota que tocó acabó en los pies o los dominios del rival. El hartazgo de la gente cada vez que el balón rozaba sus botas era patente; desesperados e impotentes, los aficionados y también Paco Jémez se tiraban de los pelos cuando el ‘8’ aparecía en escena. No dio ni una hasta que aquel disparo mordido se fue para dentro.
Todo lo malo que había hecho anteriormente quedó automáticamente descartado, borrado y desechado en la papelera. Halilovic remató el balón que tenía que rematar, de la manera en la que lo tenía que rematar y en el lugar donde tenía que rematar. El balón se alió con el ‘arquitecto de Dubrovnik’ para escribir un gol que haría bueno todo el sufrimiento y todas las lamentaciones por sus constantes errores desde su salida.
Evidentemente, no hay que desmerecer lo que el centrocampista amarillo ha logrado durante este encuentro. Aunque este deporte sea pendenciero no se puede obviar que esos 3 puntos tienen nombres y apellidos con sabor croata, circunstancia por la cual no se puede desechar su mal partido pero por la que sí se le puede aplaudir. Al final, lo que importa es que la pelotita rebase la línea de gol y lo demás es un sucedáneo.
El azar es actor principal de este mundo que es el fútbol. Alen Halilovic la tuvo y su buena ventura fue la de una UD Las Palmas que empieza a sacar la cabeza del pozo.
Puede que por cosas como ésta el fútbol sea maravilloso.
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Este artículo se modificó el 06/02/2018 22:07 22:07