La UD Las Palmas sorprendió de inicio al Levante con un dibujo muy ofensivo con dos puntas de mucha movilidad y una mentalidad valiente y vertical. La irrupción de Ezekiel, una de las grandes noticias en una mañana donde al final ni eso fue suficiente para evitar la derrota y reservar plaza en Segunda la próxima temporada.
Tres meses lleva Paco Jémez en Gran Canaria buscando la forma de encontrar el equilibrio en un equipo que sufre el síntoma de la manta corta. Si mira hacia arriba se expone en defensa; y si se resguarda atrás no llega arriba. Así, entre prueba y prueba, lesionados o sancionados mediante, ha pasado prácticamente la UD los meses de febrero y marzo especialmente.
El mayor debe del equipo amarillo comenzó a ser ya no sólo la falta de gol, sino que no era siquiera capaz de crear peligro más allá de alguna acción individual aislada. Para ello, el primer intento llegó en casa ante el Villarreal. Se pasó al 4-4-2 con Calleri y Erik Expósito en punta, pero sólo duró hasta el descanso ya que a Jémez no le estaba gustando ver la facilidad con la que estaba dominando el conjunto groguet el centro del campo en superioridad.
Volvió al plan A y no recurrió nuevamente de inicio al cambio de dibujo hasta este domingo en la finalísima ante el Levante. Y esta vez sí tuvo un mayor efecto. La UD completó uno de sus mejores partidos de la temporada, pese a que no se viera reflejado en el resultado final. El equipo amarillo llegó más que nunca y tuvo ocasiones muy claras para hacerse con la victoria, pero falló donde nunca se debe errar: en las áreas.
Mención especial para el dúo nigeriano del equipo amarillo. Etebo regresó y el equipo notó su presencia en el medio, dotando de mayor fortaleza física y recorrido el centro. Pero la sorpresa más grata de la mañana fue Imoh Ezekiel. De defenestrado en la grada, viéndose incluso superado por Erik Expósito y sin ser considerado competencia para Calleri en alguna comparecencia de Jémez, el atacante nigeriano cuajó una actuación que invita a cuestionarse por qué no ha tenido mayor protagonismo desde su llegada.
Si bien es cierto que falló un claro mano a mano ante Oier al poco de iniciarse el choque, fue junto a Etebo el mejor amarillo sobre el campo. Incisivo, participativo y vertical. Creó numerosos problemas metiéndose entre líneas y cayendo a banda. Precisamente escorado a la izquierda bajó un poco su participación en el segundo acto con la entrada de Calleri, pero cada acción que entraba en juego acababa dando sensación de peligro.
Una revolución en el once y en el dibujo, con el nuevo descubrimiento de Ezekiel, que llega tarde y además es insuficiente, puesto que ni eso bastó para hacerse con la victoria en el partido clave de la temporada. Un encuentro que la UD jugó para ganar, que tuvo ocasiones para ganar, pero que finalmente no mereció ganar, porque en este deporte de nada sirve hacer todo bien si no se acierta en las áreas. Y ahí, como otras tantas veces esta temporada, volvió a desangrarse Las Palmas, camino de vuelta a Segunda.
También te puede interesar…
[CRÓNICA] Requien für la UD (2-1)
Este artículo se modificó el 09/04/2018 12:59 12:59