El grancanario volvió a ejercer de técnico milagro y salvó a Las Palmas Atlético de un descenso que parecía casi seguro cuando llegó a ponerse a 14 puntos de la salvación. Repite así la historia que ya logró en dos ocasiones con el primer equipo en Segunda, tomando el relevo de Juanito y Paco Jémez respectivamente.
Juan Manuel lo volvió a hacer. Llegó tras 13 jornadas disputadas a un equipo que era colista con sólo seis puntos y estaba mostrando claros síntomas de que le estaba costando adaptarse a la categoría de bronce tras el ascenso. Así llegó a situarse incluso a 14 puntos de la salvación antes de finalizar el año. Hacía falta una reacción milagrosa.
Y ese revulsivo llegó. Ni perdiendo a su máximo goleador, Erik Expósito, por su promoción definitiva al primer equipo se vino abajo el cuadro grancanario, que se hizo un equipo rocoso y con oficio de la mano de Juan Manuel Rodríguez. Así, el técnico amarillo que relevó a Suso Hernández en el banquillo fue capaz de lograr 41 puntos en 25 jornadas. El éxito es mayúsculo.
Como ya hiciera en Segunda División cuando salvó a la UD primero de un mal inicio con Juanito Rodríguez y años después de un equipo que empezó bien pero iba en picado hacia el descenso con Paco Jémez. En ambas ocasiones, Juan Manuel Rodríguez llegó y fue el revulsivo para lograr el objetivo que se le había encomendado desde el club. Esta vez, al mando del filial, la tarea parecía más difícil todavía y volvió a lograrlo con suficiencia.
Entre las claves de la resurrección del filial con el sello de Juan Manuel se puede destacar una defensa muy consistente donde se vio habitualmente a Benito ejerciendo de carrilero en una defensa de cinco jugadores. Destacable también el rol de Fabio, quien con el nuevo dibujo pasaba más a jugar como interior escorado a banda. Sea como fuere, el técnico logró hacer que el filial se convirtiera en un grupo muy ordenado en el que todos los futbolistas sabían su tarea a la perfección. Así se obró un nuevo milagro.
Este artículo se modificó el 14/05/2018 20:53 20:53