El jugador emeritense de la Unión Deportiva Las Palmas, fichado para marcar las diferencias en la categoría como demostró que está capacitado la pasada temporada, no ha empezado con buen pie su segunda etapa de amarillo donde incluso se ha visto salpicado por temas extradeportivos.
Corría la mitad del mes de enero y la Unión Deportiva Las Palmas había empezado el 2022 ganando el derbi del Centenariazo y empatando ante el Almería. Todo era alegría en el entorno amarillo, que veía colmado sus expectativas con la llegada de Rober González.
La vuelta del jugador emeritense era un deseo de la entidad de Pío XII y de la afición grancanaria, que veían como llegaba la guinda de un pastel que tenía buena pinta. Ocho goles en la pasada temporada llegaban para apuntalar un equipo que creaba ocasiones pero no las materializaba.
Pero en el fútbol, 2+2 no son 4. Titular desde el primer partido en Fuenlabrada de la mano de Pepe Mel, pieza clave para su vuelta, la derrota en tierras madrileñas precipitó los acontecimientos. Su gran valedor era cesado mientras que Rober González se encontraba por el Sur de la isla sin muchas preocupaciones.
«Es un incidente que queda atrás, voy a dar el 100% y demostrarlo en el campo», dijo posteriormente en rueda de prensa. Olvidado el asunto, no ha terminado de arrancar sobre el terreno de juego sobre todo por las esperanzas puestas en el emeritense.
Salvo contra el Burgos que empezó en la banda izquierda aunque poco duró, Rober González actúa de extremo en la banda derecha pero no termina de involucrarse en el juego y sus actuaciones están decepcionando porque la afición ya es consciente de que tiene un nivel diferencial para la categoría.
Ese jugador regateador y asociativo aún no se ha visto en la Unión Deportiva y de hecho nunca ha disputado los noventa minutos del partido. Siempre ha sido titular pero siempre ha sido sustituido. Aún queda un tercio de la temporada para volver a ver al mejor Rober.
Este artículo se modificó el 23/02/2022 12:30 12:30