Muchos integrantes de la plantilla y aficionados se decían en abril, a pesar de las derrotas, “esto lo habríamos firmado”, satisfechos antes del final de la temporada realizada. Un conformismo poco ambicioso para un equipo que merece otro lugar en la tabla y en la historia. La complacencia es uno de los mayores enemigos del éxito.
El desastre ha sido tan mayúsculo en este tramo final que da pena y vergüenza.
Perder ocho partidos seguidos o igualar las peores cifras de la historia, eso nadie lo rubrica. Ofrecer cifras de 15 goles en contra y uno a favor, tampoco contaría con el autógrafo de ningún aficionado o profesional canario. Son datos que asustan y la película de terror afortunadamente ha terminado, eso sí, sin victoria.
No habríamos aplaudido perder con el colista, llorar en el vestuario, vernos vapuleados en Vigo, o las cifras de una delantera que son un colosal fracaso.
Tampoco habríamos firmado la escasa subida de jugadores de la cantera al primer equipo.
Sí firmaríamos una defensa que se mostró rotunda en la primera vuelta, cuatro victorias a domicilio en el primer tramo de la liga, un portero salvador, un juego vistoso que propone fútbol. El nuevo ciclo tiene un reto grande, empieza con 6 meses sin una victoria en partido oficial. Hay que cambiar la cara y el ánimo. El nuevo entrenador no debe renunciar al estilo de juego que nos ha llevado a Primera, necesitamos jugadores líderes, rehacer la defensa y mucha más pólvora arriba. Firmamos contar otra vez con una afición fiel, que ha llenado el campo toda la temporada y soñar con puestos de arriba, celebrar el 75 aniversario con una campaña memorable.
Un proyecto a largo plazo, no con fichajes de jugadores que rozan los 40 , por baratos que resulten, queremos un equipo que nos devuelva la ilusión y la alegría de la victoria, eso los firmamos firmes.
por Javier Fernández de Angulo
Editor de la revista Gentleman en México
Ex director de GQ, y subdirector de ELLE y VOGUE en España
Este artículo se modificó el 02/06/2024 07:35 07:35