Aquí los que salimos demonizados un día tras otro, y acusados de que no queremos al equipo por denunciar lo que no nos gusta, somos los que no estamos siempre animando como tú lo haces. Yo no te he dicho nunca que tú no quieres al equipo, que me imagino te molestaría muchísimo y te dolería en el alma que alguien pudiera pensar eso de ti, ya que llevas a la UD Las Palmas en el corazón, pero tú machaconamente, una vez tras otra, por ver la solución de forma distinta a la que tú consideras para hacer a este equipo más grande, me ridiculizas, me señalas y me acusas de que no quiero a mi equipo, al igual que a otros foreros que no piensan igual que tú. Y eso duele, y además no tienes ningún derecho a hacerlo porque es una gran mentira.siete_estrellas_verdes escribió:Al final los que intentamos sumar somos demonizados al igual que entrenador, jugadores y resto de profesionales de la entidad.
No se escapan los servicios médicos, ni los responsables de márketing, dirección deportiva, presidencia...
Para la cantidad de críticas que recibe este proyecto no recibe igual proporción de cariño y apoyo.
Si se dice que este partido de ayer era una final, en la grada no lo parecía.
En la puerta deberían quitar las pipas junto con los tapones de las botellas.
Pero esa es mi opinión: Estoy convencido de que el que el rol que cumple el que acude a un estadio es más importante que el de ser un mero espectador. Quizás nos hemos acostumbrado a ver el fútbol en la tele. Hay muchas maneras de vivir esto: Desde el que va con un gorro de mexicano al estadio y un bombo hasta el que ve los resultados en un teletexto. Todos los caminos conducen a lo mismo.
No a todo el mundo le gusta animar. Eso hay que respetarlo.
Tanto como a la gente que no le gusta criticar.
Esto es como la forma de abordar algunos padres la educación de sus hijos. Los hay que no llaman la atención nunca a sus hijos porque los quieren tanto, que piensan que esa es la mayor demostración de amor y la mejor enseñanza a sus hijos que pueden darles. Y hay otros que cuando sus hijos se equivocan,se lo hacen saber, los corrigen y les ponen la pena necesaria para que aprendan a no hacerlo más. Dos formas distintas. Será el devenir de la vida, lo que demuestre si lo hicieron bien o mal, pero en ningún caso se les puede acusar, de que no querían a sus hijos.