Es evidente que estamos inmersos en una fase de cambio, evolución y regeneración cósmica. Nada nuevo, por otra parte, pero problemático por la actual dependencia absoluta de esta civilización de una tecnología todavía primitiva. Las futuras tormentas solares, por ejemplo, podrían provocar graves trastornos no por si mismas, sino simplemente por afectar a satélites que ahora mismo son clave para la vida diaria en la Tierra.
Otras profecías, no de iluminados ni de fantasmas, sino basadas en coordenadas matemáticas y observación del universo confirman teorías que la ciencia oficial desestima porque desconoce, y desconoce casi todo. Pero seguro que la mayoría si reconoce que es necesaria una regeneración planetaria y, desde luego, otra espiritual. El límite al que ha llegado la Humanidad es insostenible con niveles de corrupción y desafuero asombrosos.
Ojú!!
