Va por tí, Alexis González:
Por ese hijo que ya habrá nacido.....
Por ese Estadio que lo haremos nuestro......
Por esos aficionados que no fallamos.......
Porque el Ovietazo sólo quedó en un intento....
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¡¡¡ ARRIBA D´ELLOS !!!CANARIASAHORA.COM
Lunes, 26 de abril de 2004 - Actualizado a las 15:11
Crónicas amarillas
LA TUMBA DE LA UD
Alexis González
Cada vez que salgo de ese puto estadio de mierda me pierdo. Y eso que el trayecto de ida lo cubro como un tiro: de Escaleritas a Siete Palmas con el piloto automático. Será por cómo salgo de ese megalómano monumento a la estupidez construído al lado del cementerio. Y eso a pesar de que, derrota tras derrota hasta la victoria final, me siento un rato en la antesala de Tribuna y me quedo absorto mirando el busto de Guedes.
No hay manera. Arranco de vuelta a Escaleritas y el piloto automático se vuelve loco: una noche acabé en el cruce de la circunvalación con Teror; la mayoría de las veces quedo atrapado en el laberinto de la Urbanización Industrial Lomo Blanco; ha habido casos en que quiero llegar a la rotonda de La Ballena y aparezco por Los Tarahales, por Las Rehoyas, por La Paterna...o por todo ese mundo nuevo de casas laderas arriba.
El sábado pasó lo mismo. Y eso que, en vez de con Guedes, me fui a la otra salida de Tribuna y terminé de escuchar la rueda de prensa postpartido mirando, casi pidiéndole un milagro y mil perdones, al busto de Tonono. Cosas de niño, vamos. Tengo una foto con él de cuclillas, yo de pie que no le llegaba al pecho, durante unas vacaciones en Lanzarote. Poco antes de su muerte que ahora me vuelve a la cabeza por el equipo.
Como motorista nocturno debo ser una calamidad. Aunque creo que más bien soy un fiel reflejo de lo que minutos antes he visto desde tan arriba sobre el terreno de juego: un arranque decidido, un desinfle escrito de antemano, un deambular sin rumbo fijo a la tumba de las ilusiones. Y eso que, este sábado, con todo lo que le pasa a la Unión Deportiva Las Palmas, respondieron a la misma ilusión que yo 23.819 grancanarios.
Prometo solemne que ni en la conversación en silencio con Tonono, ni en el desahogo desesperado con los compañeros de radio, ni en el camino perdido de vuelta a Escaleritas me acordé de la madre de ninguno de los jugadores, a los que les pesaba una tarde más la camiseta amarilla, el pantalón azul y las medias azules con vueltas amarillas. Pero sí me acordé de David Vidal, cuando dijo aquello de que "el estadio fue mi tumba".
Fuerte ombliguista, el tío. ¡La tumba de todos nosotros, vamos! Porque el Estadio de Gran Canaria es la imagen fiel, la ruina para la historia, que dejará la clase política y el empresariado de la isla a las generaciones futuras. Tengo un hijo a punto de nacer y les prometo que soñaba con llevarlo una tarde vestido con los colores a una alineación del equipo unificado. Me tendré que dar prisa y arriesgarle a un resfriado antes de junio.
A no ser que esta sociedad donde malvivo democrática y moralmente reaccione y pase por encima de los cabecillas de la traición que se avecina. La gente no es tonta, a pesar de lo que crean en los despachos. En Naciente, los Ultras extendieron una pancarta en la que Germán Suárez, Eustasio López, Tadeo, García Navarro y los Domínguez eran el punto correcto de la crítica feroz, desgarrada y contundente ante el coletazo final.
Están en el punto de mira de más de veinte mil corazones junto a la clase política (de Soria a Pepa, pasando por el inolvidable Angulo) con la que no se entienden unos y se conchaban otros: porque en la Curva (deberían cambiarle los nombres a las gradas, por respeto al Estadio Insular) daban en el clavo de la traición: No al Ovietazo, se leía. Y se ve venir el puto Ovietazo. A tiempo estamos de darles una lección como en Oviedo
