CRUJE STAMFORD BRIDGE
El Chelsea de Abramovich lleva, cuando menos, dos años quebrado con unos números sencillamente aterradores Por cada 100 libras de deuda, únicamente se generan beneficios equivalentes a 0,36 céntimos.
Millonario entre millonarios. Ruso entre los rusos. Magnate entre los grandes magnates de la City londinense. Cercano al poder del Kremlin, su fortuna, cimentada sobre el aluminio, se cifraba en 16.700 millones de euros, según cálculos de la revista Forbes.
Pero hoy, Roman Abramovich, dueño y señor del londinense Chelsea Football Club Limited, con influyente papel en la Rusia política se convierte en otro multimillonario víctima de la crisis. Abramovich ha sufrido un revés. Las acciones de la empresa de alumnio Evraz Group valen 13 veces menos, por lo que su patrimonio neto debe rondar entre los 2.300 millones de euros, que si bien no está nada mal es obvio que representa una parte muy menguada de aquellos voluminosos 16.700 millones de no muchas fechas.
La cuestión acá enfila por otros derroteros. ¿Qué suerte y qué futuro le espera al histórico club londinense de Fulham Road? Porque el gran Chelsea, finalista de la última edición de la Champions y clasificado en la actual para cuartos, en asuntos económicos anda en caída libre hacia lo más profundo de los infiernos.
El Chelsea es una trituradora pecuniaria o la perdición de Abramovich, quien constituye su factótum, padrino y financiador, porque el Chelsea como club de fútbol vive una auténtica economía de guerra subsistiendo gracias al suministro de fondos financieros que recibe del grupo empresarial al que pertenece Chelsea Football Club Limited, cuya cabeza visible en Reino Unido es Chelsea Limited, cuyos estados financieros se depositan en la ciudad de Cardiff.
Una mirada a los balances de las dos postreras temporadas del Chelsea Football Club Limited permite hacernos una composición de lugar acerca de su situación patrimonial y financiera.
Deuda estremecedora
Los 46 fichajes de la era Abramovich en el Chelsea, desde la temporada 2003-04 hasta la actual han supuesto 569,4 millones de euros. Si bien aquel furor mostrado en 2003-04 con 162,5 millones de euros ha ido perdiendo fuelle hasta bajar a los 30 millones, el listón en fichajes de jugadores es similar al del Real Madrid y por encima del Barça.
Los activos del Chelsea, es decir todo lo que tiene o posee, están monopolizados por las inversiones en jugadores y el patrimonio de las instalaciones de Stamford Bridge junto con la ciudad deportiva de Cobham.
La consecuencia es que no tiene margen de maniobra a corto plazo ya que los activos circulantes o liquidez del Chelsea resulta insignificante. Apenas existe tesorería para hacer hacer frente a las deudas a corto plazo.
Al examinar la financiación del club de Fulham Road saltan las sorpresas. El Chelsea de Abramovich lleva, cuando menos, dos años quebrado con unos números sencillamente aterradores y que lo colocan ante una disyuntiva explosiva.
La deuda total del Chelsea al bajarse el telón del ejercicio 2006-07 se elevaba a 502,7 millones de libras, que en euros vendrían a ser del orden de unos 750 millones de euros. Expresado de otra manera equivaldría a decir que por cada 100 libras que el Chelsea tenía a 30 de junio de 2007, debía el doble: 193,9 libras. Magnitudes éstas simplemente estremecedoras.
¿Cuál es el desglose de esta voluminosa deuda? Las deudas a largo plazo representarían más de 370 millones de libras en junio de 2006 y cerca de 425 millones al 30 de junio de 2007, mientras que las deudas a corto plazo estarían en 120,4 millones de libras en 2005-06 y cerca de 78 millones en 2006-07.
Las empresas de Abramovich, a través de Chelsea Limited, son quienes suministran los fondos financieros al Chelsea Football Club Limited. En la medida que la coyuntura económica iba tirando, en función del copioso patrimonio de Abramovich y del dinero ganado en los negocios por su grupo empresarial, no había problemas para mantener el capricho futbolístico del magnate ruso.
Hoy, sin embargo, aquellos ritmos futbolísticos, marcados a golpe de talonario, parece que han pasado a mejor vida. La solvencia del Chelsea está contra las cuerdas. Debe mucho más de lo que tiene. Frente a unos activos que sumaban a 30 de junio de 2006, 314,1 millones de libras, sus pasivos exigibles (deudas u obligaciones) ascendían a 491 millones también de libras.
Cifras que empeoran en la siguiente temporada. Por unos activos valorados en 259,2 millones de libras, los pasivos ajenos pendientes de liquidar, entre el largo y corto plazo, se elevaban a unos 503 millones de libras.
Títulos o desaparición
Chlesea Limited y otras compañías ‘made in Abramovich’ habían desembolsado hasta el 30 de junio de 2007 la impresionante suma de 600 millones de euros. La pregunta que cabe formularse es en qué medida y qué perspectivas tiene Abramovich de recuperar todos esos fondos. La respuesta es absolutamente negativa.
El Chelsea actualmente no puede reembolsar todo el dinero que ha recibido. Por cada 100 libras de deuda, únicamente se generan beneficios equivalentes a 0,36 céntimos. Una absoluta birria que demuestra la incapacidad de devolución de deudas que atenaza al club de Fulham Road.
Las fuentes de ingresos manejadas por el club de Fulham Road son insuficientes para atender la cascada de gastos que debe costear y pagar. Las cuotas de socios y abonados así como del taquillaje representan la principal parte de beneficios.
Sin embargo, la afición necesita ser alimentada por gestas deportivas, recompensada con títulos y satisfecha con logros de vitola internacional. Por ello, algo está meridianamente claro: para mantener esa proyección mediática, a la que tan expuesta se halla la potencia de los ingresos, se depende sobremanera del papel que el Chelsea, como equipo, desempeñe en las competiciones en las que participa y la pasión que levante entre sus seguidores y aficionados.
Pero disponer de una escuadra competitiva y que asegure entorchados exige impepinablemente un esfuerzo tamaño en materia de inversiones en plantilla deportiva, fichando a jugadores contrastados, máxime en un club como el Chelsea en el cual sus jugadores de la cantera no cuajan como sería deseable en su primer equipo. Esto obliga a desembolsar fuertes sumas monetarias y a asumir compromisos de pago de una cierta enjundia.
Si no se juega la baza de la competitividad futbolística, el Chelsea bajaría enteros en su cotización y el importe de su cifra de negocios se desmoronaría.
Encrucijada en Fulham Road
Pero, ¿podrá seguir el equipo con este ritmo inversor? El Chelsea durante la campaña 2005-06 por cada 100 libras que ingresaba, gastaba sólo por el capítulo de jugadores 135,20 libras. Aunque no gastara nada más, ya se precipitaba hacia zona de pérdidas al comparar ambas magnitudes económicas.
Tímidamente, unos resultados extraordinarios positivos por 7,3 millones de libras, originados por el traspaso de jugadores, recortaron las pérdidas definitivas del Chelsea a 30 de junio de 2006 a prácticamente 78,3 millones de libras. La temporada 2006-07 de nuevo se cerró por parte del Chelsea con unas abultadas pérdidas en torno a los 67 millones de libras.
Números simplemente terroríficos que cuestionan muy en serio remotas posibilidades de viabilidad en ese modelo de gestión futbolístico “made in Abramovich”. Mientras que la vaca lechera, llámese Chelsea Limited, de Cardiff, y el grupo empresarial propiedad de Abramovich vaya dando, el Chelsea podrá ir subsistiendo.
A la que como consecuencia de la coyuntura económica, el dinero más o menos fácil deje de fluir con la alegría que lo ha hecho durante estos últimos años, el Chelsea entrará en un camino sin retorno y las dudas acerca de su supervivencia irrumpirán con fundamentos de causa.
fuente:
http://www.donbalon.com/Default.aspx?ac ... =0&mod=436