Siento discrepar de una mayoría que opina que los planteamientos de Aguiar eran cobardes porque creo que su propuesta era precisamente lo contrario. Jugar con un sólo punta no implica, de ninguna manera, jugar con miedo o no querer atacar. Precisamente esa ha sido su cruz, intentar ofrecer un espectáculo lo más correcto posible, con posesión de balón y mucha entrada de segunda línea, para contentar a una afición que el sabe que ama el fútbol de toque, técnico, elegante y ofensivo, aunque está claro que casi todo el mundo se ha cegado con una exclusiva fijación como la de alinear de entrada un sólo delantero específico. A nadie importaba que Nauzet, Txiki, Fredy, Darino y Arriaga llegan al corazón del área, sin contar a los laterales. Quizá le faltó explicarlo con mayor claridad.
No digo que esa idea, romántica y atrevida, no fuera buena, pero se chocaba con la cruda realidad. Es posible que a lo largo de una larga temporada un equipo pueda mostrar momentos de fútbol de altos kilates, pero, por norma general, primará la practicidad y el control. Por consiguiente habrá que mentalizarse porque Juan Rodríguez tendrá sus defectos, pero tonto no creo que sea, precisamente, con lo cual, y con mi total aprobación, debe dirigir este equipo hacia una nueva propuesta, que será polémica, supongo.
Una transformación que se asienta en configurarse como un equipo ultradefensivo, serio, controlador, sucio, antipático, rocoso y megadisciplinado. Un equipo paciente, sobrado, que sepa que los partidos puede y debe ganarlos casi al final del mismo, marcando un gol a la contra, en una jugada ensayada, en un cóner ,una falta o un penalty. Un estilo "capelliano" que asusta a más de uno, que enerva a muchos, que genera antipatía, pero que obtiene buenos resultados. Demostrado y más que demostrado, a lo largo de la historia del fútbol mundial. Pues ahora toca, por muchas críticas, pitadas y pañuelos que pueda conllevar. Lo importante es la UD, y el que se quiera divertir, que se vaya a un parque acuático.
Así de duro, así de claro.
