En aquél tiempo claro que había preparadores físicos, de hecho Sinibaldi supuso toda una revolución en este aspecto.Y a Germán le marcaban dos y hasta tres jugadores que le echaban el aliento en cuanto recibía un balón.Era la obsesión de todos los entrenadores rivales que decían sin esconderse que para ganarle a Las Palmas era imprescindible anular al Maestro. Hoy jugaría con los ojos cerrados.
Saludos.-