RIVER: LOS BORRACHOS DEL TABLON
Siete y siete
La interna de la barra del Millo tiene cuatro meses y amenaza con seguir. Acá, la historia de la pelea entre Alan y Adrián.
Es como la leyenda de los gemelos Rómulo y Remo. Pero en vez de ser amamantados por una loba, lo fueron por la dirigencia del club. En vez de fundar Roma, refundaron a Los Borrachos del Tablón hasta convertirla en la barra más violenta de la Argentina. La leyenda dice que Remo no aceptó un acuerdo de poder con Rómulo, lo desafió, y su hermano lo mató. En River aún falta el desenlace fatal, pero no parece lejano. Alan Schlenker, socio del club número 18.894/6, y Adrián Rousseau, socio 17.860/6, dirigieron por casi cinco años codo a codo a la barra de River. Pero eso se terminó: la interna, latente desde noviembre, estalló y amenaza con seguir hasta que sólo quede un jefe. Que hoy parece ser Adrián, aunque no está dicha la última palabra.
La última curda. Los hombres se pelean por mujeres, dinero, ego o poder. Salvo las chicas, en la batalla entre Alan y Adrián aparecen todos los otros factores. El problema comenzó al regreso del Mundial. Hasta allí, ambos cultivaban la misma pasión por el bajo perfil y había una división igualitaria de los 70.000 pesos mensuales obtenidos por reventa de entradas, merchandising y aportes generosos del mundo River. Pero empezaron a sucederse algunos hechos. En febrero del 2006, la barra de River había generado un incidente con la Guardia de Infantería durante el repechaje por la Copa contra Oriente Petrolero, en el que Adrián habría tenido activa participación. Esto derivó en una causa. Pero sorpresivamente, el que quedó imputado fue Alan. Que también era el único mencionado en la causa por los asesinatos de los hinchas de Newell's en la batalla de la Panamericana del 2003. Alan comenzó a inquietarse. Más, cuando el Coprosede decidió aplicar el derecho de admisión en el partido contra Independiente, del Apertura 06, en cancha de Racing. Ambos tenían prohibida la entrada. Y fueron juntos al estadio en un auto particular. A la hora del ingreso, mezclados con la barra, Adrián encaró por la fila de la izquierda y Alan, un paso atrás, por la de la derecha. La Bonaerense sólo detuvo a Schlenker. Y aunque hay un video de seguridad donde se lo ve a Adrián en la popular, a la salida tampoco fue capturado. Alan comenzó a pensar que había una campaña contra él y que en lo sucedido había complicidad de funcionarios de seguridad del Millo. Paranoia o realidad, pasó a los hechos. Y dos de ellos marcaron la ruptura. Salió en los medios y encaró mal a la dirigencia del club, argumentando que era él y no Adrián al que debían proteger. Lo primero lo expuso demasiado y lo segundo le quitó el apoyo de la directiva. Como si fuera poco, al toque quedó otra vez en el ojo de la tormenta. Ambos tenían una causa contravencional por el superclásico del Apertura 06. Adrián arregló la pena en un juicio abreviado pero Alan, para demostrar poder, llevo el caso a juicio oral. Y perdió: le dieron cuatro fechas de prohibición para ir a la cancha. Y aunque la apeló y aún no hay resolución de Cámara, decidió bajarse del paraavalanchas para no estar tan expuesto. Pensó que igual conservaría su cuota de poder en la barra. Error. Adrián subió rápidamente como ladero a Gonzalo, también socio y empleado de River, y les dio más poder a hombres clave como El Gordo Neurona (su nombre es Alexis y también es empleado del club), Cristian del Oeste (verdadero sostén de ambos en la primera época), a Martín de Ezeiza, otro empleado del club, y a Zeta. Y aprovechando que Alan viajaba en la semana seguido a Córdoba (su familia está en Jovita), comenzó a seducir con puestos en el club a íntimos de su ex compañero, como Cuca y Guille. Y los convenció de pasarse. A Alan sólo le quedaron fieles, en la primera línea, su hermano William, Kevin y el Oveja, aunque también sumó el apoyo de un grupo de Palermo cuyo cerebro es Julio, familiar de un ex dirigente del club.
Todo esto pasó entre noviembre y diciembre. Para las Fiestas, los líderes ya no se hablaban, aunque seguían compartiendo la tribuna. Pero el calor del verano levantó la temperatura. Y el dinero para planear los viajes al exterior por la Copa, hizo el resto. El grupo de Alan cuestionó el manejo de los fondos de Adrián y le reprocharon, además, que las cuentas de los últimos meses estaban mal hechas. Hubo una pelea en el playón del estacionamiento y nadie hizo nada. El lío se veía venir. Y estalló el domingo. En River dicen que el problema lo empezó William, recordando ciertos faltantes de caja y el nuevo protagonismo de Gonzalo. Estos dos largaron la pelea que después se generalizó e incluyó púas, dos armas y El Gordo Neurona herido de bala supuestamente por uno de su propio grupo, que quiso disparar al suelo. Los heridos fueron atendidos en River, donde extrañamente no tomaron sus datos filiales. Ahora hay dos causas, una penal contra los barras, investigación que lleva adelante la doctora María de los Angeles Gutiérrez, y otra contravencional, que apunta al club por supuesta omisión de recaudos de seguridad y que instruye la fiscal de Saavedra, Claudia Barcia. Ya hubo inspecciones oculares y declaraciones de rigor de la dirigencia y funcionarios. Nada sustancioso aún. Es cierto que la causa penal podría caratularse como lesiones leves en riña que puede tener penas de hasta cuatro años de prisión. Pero si no aparece un testigo que dé nombres y apellidos de los involucrados, todo puede terminar en el olvido. ¿No tendrán datos los policías que fueron hasta el lugar del hecho? De no ser así, los barras se seguirán moviendo como hasta ahora: con la sensación de que su impunidad es eterna.

Acá están.
Radiografía de los Borrachos
Estalló la interna y las nuevas caras empezaron a salir a la luz. River arde.
1
Martín de Ezeiza. Juega para Adrián y es empleado del club.
2
Adrián Rousseau. El jefe casi invisible de Los Borrachos.
3
Gonzalo, nuevo líder. Es el actual dos de Adrián. Trabaja en River.
4
El Gordo Neurona. Se llama Alexis y fue herido de bala.
5
El Clon Hernán. Es parecido a Alan, pero está con Adrián.
6
Caverna. Sería quien en la pelea habría usado púas.
Las voces del día después:
Domingo Díaz. Vice segundo de River
"El club repudia estos actos enérgicamente, estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance".
Alejandro Melik. Abogado de River
"Presentamos un informe médico sobre lo que pasó el domingo. Si son socios o empleados, serán expulsados".
Horacio Cavalieri. Jefe del Departamento Médico
"Atendí a un herido el domingo. Cuando quise averiguar la profundidad del corte, se fue sin dejarme datos".
Javier Castrilli. Subsecretario de Seg. Dep.
"River tendrá que responder. Hay que dejar de convivir con esta gente o atenerse a las consecuencias".
¿Otro horario vs. Newell's?
La Subsecretaría a cargo de Castrilli le envió ayer a la AFA un pedido para cambiar el día de Newell's-River (sábado 18.20), para que no se junte con Colón-San Lorenzo (21.00). En Viamonte prefieren mantener la fecha, así que se modificarían los horarios.
Casi no lo contamos
GONZALO SLEIMEN. DNI 22.278.590
Era una tarde hermosa, a pleno sol, con el lugar lleno de familias, chicos y chicas. Fui con unos amigos a comer un asadito para después comenzar con la ilusión dentro del estadio y de golpe comenzó la locura: confusión, corridas, trompadas, disparos, armas blancas de un lado y del otro, caras muy conocidas del club... Los que concurrimos seguido sabemos quiénes son. Quiero decir que eso no es River, ésos son delincuentes que lucran con la pasión y siembran el miedo entre las familias con sus luchas de poder para repartir sus ingresos de dinero de manera impune. Esos son delincuentes que no pueden seguir en nuestra institución. Ojalá la Justicia pueda terminar con esta locura, ojalá que en River esta clase de gente no esté más y que se vayan varios dirigentes que apañan a los violentos. En River pasan cosas muy graves, el domingo pudo haber sido una tragedia. Yo estuve allí y no se lo deseo a nadie. Fuimos a pasar un día agradable y casi no lo contamos.
Atrapados y sin salida
El comunicado de prensa emitido por el Club Atlético River Plate, del cual soy socia, es una burda mentira. He estado en el lugar de los hechos desde el comienzo, ya que con un grupo de amigos y socios estábamos comiendo un asado, algo que siempre hacemos cuando River juega de local. Fue conmocionante todo lo sucedido, ya que es el lugar en que los socios vamos a pasar el día y jamás había ocurrido algo igual. Tiros, armas blancas, trompadas, todo estaba alrededor nuestro. La Policía no intervino o no la dejaron intervenir. Hemos visto niños llorando desesperadamente, buscando a sus padres, personas mayores en estado de crisis, jóvenes sin saber para dónde ir. Estábamos atrapados sin salida. El socio de River se siente agraviado por el informe de prensa emitido por el club, ya que la Honorable Comisión Directiva cuenta con los elementos para responder a esta barbarie. Sin dudas conocen perfectamente a los provocadores de estos graves incidentes.
diario ole