LA PELOTA SE MANCHO: JULIO GRONDONA
"Esto es algo provisorio"
El presidente de la AFA pidió no adelantarse a los hechos pero enfatizó que esta medida "no es un parche".
Felipe Solá le pidió medidas drásticas y Don Julio cumplió.
Era una de las decisiones más viables para ver la posibilidad de parar un poco la mano". Julio Grondona salió de la AFA y enfrentó a una multitud periodística que lo esperaba. En las últimas semanas, con los hechos de violencia que recrudecieron día a día, una de las voces más reclamadas (y escuchadas en cuentagotas) era la del presidente de la AFA, quien anoche, luego de las reunión de Comité Ejecutivo, en la que se definieron una serie de medidas para intentar frenar la violencia en el fútbol, dio la cara. Y la palabra. "De cara al futuro debemos hacer una reunión entre todos los componentes del fútbol para ver cómo sigue este tema".
—Si esto es exitoso, ¿será definitivo?
—Es una medida provisoria hasta que termine el torneo. No nos adelantemos.
—¿Alguna vez pensó que tendría que tomar una medida así?
—Sí. Vivimos una gran irritación en todos los sectores.
—¿No cree que esto es un parche y nada más?
—No, esto no es un parche. Tampoco puedo decir si es cirugía mayor o menor. Pero las barras no van a estar. Y si hace un tiempo pedimos el derecho de admisión y ahora tomamos esta decisión, es porque entendemos que podemos hacerlo. Se lo dije a Solá cuando hablé con él...
—¿Y qué pasa con los barras que son socios?
—Pueden ser socios, pero si el derecho de admisión no les permite el ingreso, no van a entrar.
LA PELOTA SE MANCHO
"Me están mintiendo"
Es lo que habría dicho el fiscal, harto del discurso "armado" de los jugadores del Lobo.
Frente a frente. Con Gentiletti, con Landa, con Cabrera, con Basualdo, con Daniel Romero y con Ferrea (casero de Estancia Chica). Y el mismo discurso, el mismo mensaje: hubo encuentro con los barras, pero no amenazas. El fiscal Romero, que lleva la causa por las amenazas a los jugadores de Gimnasia antes del partido contra Boca, se cansó. Y según sus allegados le soltó a varios futbolistas: "Puedo tener cara de boludo, pero no lo soy. Me están mintiendo".
Es que ayer pasó otro día de declaraciones (hoy llegará la última tanda con seis caras nuevas) y Romero volvió a oír las mismas campanas, que intentaron negar lo que pasó. Sin embargo, a pesar de las evasivas de los futbolistas hay optimismo porque la fiscalía reconoce que hay una mano que digita las presentaciones —un abogado de Gimnasia les dio una charla a los jugadores para que sigan un mismo discurso— y eso le permitiría dejar abierta la causa, con todo lo que significaría: que en un tiempo, alguien se quiebre y reconozca las amenazas.
Mientras, el fiscal advierte antes de que cada jugador abra la boca: el falso testimonio puede ser penado con dos años de prisión.
Además, ayer trascendió que Cardetti admitió frente a Romero que se encontró con Gallardo previo al partido —River ofreció u$s 3.000 a cada jugador si le ganaban a Boca—, pero no quedó asentado en las actas, ya que ese tema no es objeto de la investigación...
LA PELOTA SE MANCHO
Un barra municipal
El Volador es empleado del municipio con categoría 5. Y otros barras, también.
GUSTAVO GRABIA.
ggrabia@ole.com.ar
La relación de los barrabravas con los políticos es evidente. Rafael Di Zeo y Santiago Lancry son empleados de la Ciudad de Buenos Aires, lo mismo que Adrián Rousseau, por caso. Y en La Plata también sucede. Con algunas particularidades. Como que importantes dirigentes de Gimnasia tienen cargos altos en el municipio: Carlos Martínez, miembro de la Comisión Directiva, es secretario general de La Plata. Su segundo es Rubén Leguizamón, padre de Marcelo Leguizamón, secretario general del club y a su vez presidente del Consejo Municipal de la Juventud platense. Y los barras que aprietan y amenazan para el Lobo en Estancia Chica y la sede, también tienen su lugar en la Municipalidad. A Fernando Núñez, alias Torugo, se lo ve entrar y salir constantemente de la mutual de trabajadores del Estado, que regentea Muñoz. Y su mujer trabaja en el Estadio Ciudad de La Plata.
Mientras, el hermano del Loco Fierro, tiene un cargo en el área de Cultura de la ciudad. El Volador tiene relación con la entrega de planes sociales y está metido en los comedores comunitarios, por lo que recibe subsidios y además, el recibo que ilustra la página no deja mentir: Christian Omar Camilleri es empleado de la Municipalidad de La Plata, con categoría cinco. Una prueba evidente de la relación barra—político que contamina a la ciudad y desarma las palabras de ocasión.