soto y fernandez escribió:Entiendo por donde vas Osky,pero por los años te digo que nuestra aficiòn siempre ha sido fria y critica y te hablo desde los mejores tiempos del club,la gente joven mas bullanguera anima y ahi està la U.N.,a la que no hay sino cosas que agradecerle y en un campo que no ayuda en absoluto,pero el grueso de la aficiòn no es asì y si encima años y años de penurias pues tu me diràs.
Hombre, por fin alguien que da una de las claves. No es afición mediocre, aunque hablando de esto nos alejemos del nudo gordiano del hilo. Pero bien, en el mismísimo Estadio Insular, con la UD de Carnevali, Brindisi y Morete, tampoco hubo nunca una gran animación. La mejor era sin duda la Grada Naciente, siempre muy bullanguera, luego un poquito la Grada Curva y para de contar. Los partidos se vivian, digamos, con discreción, con aplausos a la buenas jugadas, animación a traves de esos mismos aplausos durante unos segundos y por supuesto dejando la garganta con los goles. Lo que ven hoy en dia los jóvenes en esos estadios de Francia, Alemania, Italia o Inglaterra, con estadios enteros cantando, desgañitándose, con bengalas y un sonido ambiente bestial, aquí nunca existió. Pero eso no es mediocridad, eso es la idiosincracia de un pueblo que es así por diferentes circunstancias. El pueblo canario, tal vez entre otros por motivos climáticos, históricos y sociales siempre ha sido muy particular. Bastante ha cambiado las últimas décadas, acercándose cada vez más a esa perversa globalización que todo lo corroe. Y como ocurre ahora, los más jóvenes, en este frio y desangelado estadio, son los que hacen lo que otros hacía en la Naciente del Insular.
Claro que no es lo mismo la excitación que puede tener una persona recibiendo al Madrid o al Sevilla de Vitolo, competir con esos equipos, de tú a tú, que llevar un purgatorio que revienta al más pasota. Descensos a segunda b, juego ramplón, entrenadores absurdos y mediocres, ventas de los mejores activos, mensajes de sumisión, discursos planos, retóricos y vacíos, engaños, patrañas y miserias, siempre con la manida disculpa por todos conocidas. Y es aquí en donde volvemos a enlazar con lo que expone el autor del hilo: la absurda mediocridad grabada ya a fuego, inasequible al desaliento y abanderada por jóvenes que sólo han vivido podredumbre, cantos de sirena y cuentos de la lechera, y han quedado obnubilados por un encantador de serpientes tan listo como sospechoso.
Y de eso trata el hilo, cerrando un círculo que ya no es ni vicioso, sino tormentoso y parece que, de momento, inacabable. Porque sería deseable no errar el tiro, utilizando la cuestión afición en algo que va más allá, pero mucho más allá: en esos responsables con nombre y apellidos muy hábiles para lanzar cortinas de humo, jugar al despiste con cualquier trapisonda o utilizar cualquier medio para contar cuentos que siempre tienen el mismo final: el del lobo y Caperucita.
Esos responsables no deberían subestimar la capacidad de muchas personas, porque esos cuentos se contaban en otra época y cuando éramos ingenuos.