Ni se acaba el mundo sin Setién, ni se acaba el fútbol, ni se acaba el estilo.
Jorge Almirón
Una de las primeras observaciones que hizo Jorge Almirón no bien terminó la final con River fue destacar como su equipo se había adaptado a jugar en la adversidad. Se refería al plan de Gallardo, cómo la presión alta para asfixiar la salida desde el fondo, había incomodado a Lanús en los primeros 30 minutos. No fue casualidad. Es que Almirón tiene una idea de juego definida, pero sabe que los partidos también dependen de los contextos, las dificultades, y siempre uno está midiendo fuerzas con otro.
Esas pulseadas duran momentos. Al DT campeón le gusta jugar con el sistema 4-3-3, poner wines y también jugadores creativos, que le sumen imaginación a lo planificado. Además, busca mantener el orden mientras el equipo ataca y -con las líneas subidas para tener el bloque listo- intentar recuperar ante la pérdida. Pero el fútbol no termina ahí para Almirón. Hace unos meses, café por medio, le dijo a La Nacion: "A todos nos gusta que el equipo nos represente, que haga acciones vistosas, pero la definición de jugar bien es más amplia. Porque no siempre uno logra ejecutar lo que planifica. Podés no estar bien o el rival es superior y no te deja. Jugar bien es que el equipo, los jugadores, hagan lo que los momentos pidan. A mí me gusta la posesión de la pelota, generar ataques respaldados, ser protagonistas. Pero están los contextos".
"Si te presionan, podés jugar en largo, pero eso no significa que tires pelotazos. Un pase puede ser largo y no sólo bien ejecutado, sino también bien recibido, bien controlado".
A la vista de muchos, Lanús jugó a defenderse en el primer tiempo y a buscar de contraataque (otra de las mejores cualidades del granate), aunque así tuvo las chances más claras. En realidad, lo que hizo Lanús fue adaptarse al contexto, apretar los dientes mientras se veía superado por su rival. Una vez pasado el temblor, no sólo hizo el 1-0, sino que además siguió atacando para definir el partido con más goles; no retrocediendo. Lecturas de Almirón: un DT que tiene varias estrategias y formas de jugar. Y no por eso se traiciona.
Los que definen los partidos son los jugadores, pero este equipo tiene una identidad muy arraigada. Se nota tu trabajo. ¿Qué porcentaje te acreditás en este éxito de Lanús?
-Yo soy el que manda y no soy amigo de los jugadores, siempre nos enfocamos en el juego, pero creo que mi porcentaje es mínimo. Todos somos importantes. Mi cuerpo técnico, especialmente, que trabaja más que yo y en silencio. Yo descanso mucho en ellos.
El año pasado, en otra entrevista con Clarín, dijiste que en la Argentina era imposible jugar como Barcelona. Pero tampoco hay muchos equipos que jueguen como Lanús. ¿Ese es tu principal orgullo?
-Y lo sigo sosteniendo. Hay que adaptarse al contexto, a los rivales, uno intenta copiar algunas cosas, pero no nos podemos comparar con Barcelona. Acá es muy difícil jugar, es otro país, lo espacios no abundan, los partidos se hacen duros. Y tenemos que seguir mejorando. Porque en esta final no pudimos plasmar nuestro juego.
-Sería muy tentador quedarse con el resultado, pero no te vas completamente satisfecho.
-Lo importante es ganar. Pero nos gusta de otra manera.
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