Pitti: chicharrero "pero" honrado.
Publicado: Sab Jul 22, 2006 9:04 am
El ejemplo canarión
ANTE LOS CANARIONES, así llamados muy cariñosamente, yo me quito el sombrero, puesto que, por estas fechas -sin empezar la temporada, e incluso, en otras temporadas, en un estatus deportivo inferior-, siempre nos han goleado. No hablo de goles, en el sentido literal, y no indico, por tanto, que ingresen escandalosamente el balón en nuestra portería, entre otras razones porque, al respecto de los encuentros de pretemporada -que han sido más o menos habituales o clásicos a lo largo de la historia-, no conozco estadísticas fiables; ni más ni menos vergonzantes; ni más ni menos sofocantes. Ante ellos, insisto, me quito el sombrero deportivamente -incluso herido en mi orgullo tinerfeño y chasnero- puesto que, literalmente abrazados a la bandera de la Unión Deportiva Las Palmas y desde tiempo inmemorial, en número de abonados (en número de leales, pues) los canariones nos han goleado sistemáticamente.
Calculo la impopularidad de esta reflexión, porque hay verdades que joden, pero esta vergüenza -que es mía también- está avalada por los números, los cuales, finalmente, son los que cantan. En la temporada 2003-2004, sin ir más lejos, y compartiendo categoría con el Club Deportivo Tenerife, la Unión Deportiva Las Palmas disfrutó del amparo de 18.900 abonados; cifra superior, casi en 5.000 unidades, a nuestro registro histórico, poco más de 14.000 abonados, que, por cierto, data del tiempo del esplendor deportivo, indudablemente dirigido por el patrón Javier Pérez (q.e.p.d.). Podría buscar antecedentes aún más ilustrativos, y, desde esta orilla, oprobiosos, contextualizados precisamente en la década de los 90, cuando nosotros jugábamos contra la Juventus y ellos contra el Mármoles Macael. Me abstendré de realizar la búsqueda, porque, a estas horas y con estos sudores, no tengo ganas de encochinarme y mucho menos encochinarlos a ustedes.
En cierta ocasión, en las vísperas de la disputa del partido de ida de la segunda ronda de la Copa de la Uefa (1993-1994), que el Tenerife disputó al Olympiakos en el Heliodoro, Borges Valdano conceptuó el acontecimiento como "el más importante de la historia de la Isla", incluyendo textualmente, por cierto, el concierto de Michael Jackson, que estaba muy próximo. El registro de espectadores, en aquella fecha, fue -en proporción a la entidad del evento- casi ridículo; eliminamos al Olympiakos, luego, en Atenas, en un partido elegíaco, pero, que venga Dios y lo vea, incluso Michael Jackson, el Rey del Fos, nos superó rotundamente. Lo hizo, si no memorio mal (porque ya tengo el disco más flácido que duro), con goles de "Jam", "Dangerous", "Who is it", "Dirty Diana" y "Thriller", puesto que El Pollo de Indiana aún no había fichado, por ejemplo, y eso nos liberó de un chusco aún más grave, a "Smooth Criminal".
La célebre sentencia, según la cual "las comparaciones son odiosas", no es aplicable al escenario del fútbol (al "verde", como dijo ingeniosamente Juanma ValdaLillo, gran lector del teletexto), porque, como cualquier competencia deportiva, el balompié es precisamente confrontación -y, por tanto, comparación- de estrategias, estrategas, individualidades e individuos. Esta comparación, en cambio, puede ser odiosa para nosotros, los chichas, porque, a hasta esta fecha de la historia y en número de abonados (que es número de protectores, defensores, guardianes, leales o lo que ustedes quieran), los canariones nos golean escandalosamente.
Hoy pude hacer un comentario sobre el horóscopo de Bernardo Krauss, pero aún sabiendo que se cagan ustedes en mis muelas mientras me leen, reconozco que les he metido el dedo en los ojos con un afán absolutamente provocador. Cáguense en mis muelas, y no olviden de tirar de la cisterna, porque, ventilando estas derrotas y estas afrentas, quiero provocar, con chulería si fuera preciso, que -en la nueva etapa de la historia de nuestro Club Deportivo Tenerife, ahora bajo la presidencia de Miguel Concepción, hombre serio y competente donde los haya- invirtamos el signo de la historia.
Entendiendo mi disposición a la amputación de la cabeza (y de nada más, por favor), aprovechen el amanecer y decapítenme en la Plaza de España. Pero, futbolística y patrióticamente hablando, los canariones son muy superiores a nosotros. El que no esté de acuerdo conmigo y quiera dejarme en ridículo antes de ejecutarme, que se deje de chácharas y boberías, tire de la cartera, y, si no lo ha hecho (que aquí hay mucho zorrito y mucho jablantín), compre el abono del Club Deportivo Tenerife.
http://83.175.206.50/2006-07-22/jornada/jornada9.htm
ANTE LOS CANARIONES, así llamados muy cariñosamente, yo me quito el sombrero, puesto que, por estas fechas -sin empezar la temporada, e incluso, en otras temporadas, en un estatus deportivo inferior-, siempre nos han goleado. No hablo de goles, en el sentido literal, y no indico, por tanto, que ingresen escandalosamente el balón en nuestra portería, entre otras razones porque, al respecto de los encuentros de pretemporada -que han sido más o menos habituales o clásicos a lo largo de la historia-, no conozco estadísticas fiables; ni más ni menos vergonzantes; ni más ni menos sofocantes. Ante ellos, insisto, me quito el sombrero deportivamente -incluso herido en mi orgullo tinerfeño y chasnero- puesto que, literalmente abrazados a la bandera de la Unión Deportiva Las Palmas y desde tiempo inmemorial, en número de abonados (en número de leales, pues) los canariones nos han goleado sistemáticamente.
Calculo la impopularidad de esta reflexión, porque hay verdades que joden, pero esta vergüenza -que es mía también- está avalada por los números, los cuales, finalmente, son los que cantan. En la temporada 2003-2004, sin ir más lejos, y compartiendo categoría con el Club Deportivo Tenerife, la Unión Deportiva Las Palmas disfrutó del amparo de 18.900 abonados; cifra superior, casi en 5.000 unidades, a nuestro registro histórico, poco más de 14.000 abonados, que, por cierto, data del tiempo del esplendor deportivo, indudablemente dirigido por el patrón Javier Pérez (q.e.p.d.). Podría buscar antecedentes aún más ilustrativos, y, desde esta orilla, oprobiosos, contextualizados precisamente en la década de los 90, cuando nosotros jugábamos contra la Juventus y ellos contra el Mármoles Macael. Me abstendré de realizar la búsqueda, porque, a estas horas y con estos sudores, no tengo ganas de encochinarme y mucho menos encochinarlos a ustedes.
En cierta ocasión, en las vísperas de la disputa del partido de ida de la segunda ronda de la Copa de la Uefa (1993-1994), que el Tenerife disputó al Olympiakos en el Heliodoro, Borges Valdano conceptuó el acontecimiento como "el más importante de la historia de la Isla", incluyendo textualmente, por cierto, el concierto de Michael Jackson, que estaba muy próximo. El registro de espectadores, en aquella fecha, fue -en proporción a la entidad del evento- casi ridículo; eliminamos al Olympiakos, luego, en Atenas, en un partido elegíaco, pero, que venga Dios y lo vea, incluso Michael Jackson, el Rey del Fos, nos superó rotundamente. Lo hizo, si no memorio mal (porque ya tengo el disco más flácido que duro), con goles de "Jam", "Dangerous", "Who is it", "Dirty Diana" y "Thriller", puesto que El Pollo de Indiana aún no había fichado, por ejemplo, y eso nos liberó de un chusco aún más grave, a "Smooth Criminal".
La célebre sentencia, según la cual "las comparaciones son odiosas", no es aplicable al escenario del fútbol (al "verde", como dijo ingeniosamente Juanma ValdaLillo, gran lector del teletexto), porque, como cualquier competencia deportiva, el balompié es precisamente confrontación -y, por tanto, comparación- de estrategias, estrategas, individualidades e individuos. Esta comparación, en cambio, puede ser odiosa para nosotros, los chichas, porque, a hasta esta fecha de la historia y en número de abonados (que es número de protectores, defensores, guardianes, leales o lo que ustedes quieran), los canariones nos golean escandalosamente.
Hoy pude hacer un comentario sobre el horóscopo de Bernardo Krauss, pero aún sabiendo que se cagan ustedes en mis muelas mientras me leen, reconozco que les he metido el dedo en los ojos con un afán absolutamente provocador. Cáguense en mis muelas, y no olviden de tirar de la cisterna, porque, ventilando estas derrotas y estas afrentas, quiero provocar, con chulería si fuera preciso, que -en la nueva etapa de la historia de nuestro Club Deportivo Tenerife, ahora bajo la presidencia de Miguel Concepción, hombre serio y competente donde los haya- invirtamos el signo de la historia.
Entendiendo mi disposición a la amputación de la cabeza (y de nada más, por favor), aprovechen el amanecer y decapítenme en la Plaza de España. Pero, futbolística y patrióticamente hablando, los canariones son muy superiores a nosotros. El que no esté de acuerdo conmigo y quiera dejarme en ridículo antes de ejecutarme, que se deje de chácharas y boberías, tire de la cartera, y, si no lo ha hecho (que aquí hay mucho zorrito y mucho jablantín), compre el abono del Club Deportivo Tenerife.
http://83.175.206.50/2006-07-22/jornada/jornada9.htm
Este hombre lo unico que busca dentro del sensasionalismo,es picar, es despertar y activar al pueblo chicharrero para que este acuda a abonarse poniendo de ejemplo de superacion a mi gran equipo y mi gran aficion 
(En abonados)
SALUDOS 
