Es normal que la gente se ilusione un poquito porque las hemos pasado canutas y un equipo recién ascendido si empieza dubitativo, contagia desencanto, nervios y urgencias. Pero ya sabemos, el fútbol poco de matemáticas tiene, aunque por norma, un trabajo hecho desde el rigor y la cualificación, salvo honrosas excepciones, suele fructificar de modo coherente a la planificación efectuada. Si nos remontamos a los primeros partidos de la temporada recordaremos muy buenos partidos, el Xerez, cómo no, pero también los puntos tontamente perdidos ante Elche o Tenerife. Bien, eran evidentes desajustes defensivos y candidez general.
Recordemos asimismo las primeras impresiones que nos ofrecieron los nuevos fichajes: fue una grata sorpresa comprobar que Garro era un buen futbolista, en su labor, oscura pero efectiva, contando con su juventud, así como la lucidez de Txiki y sus envenenados centros, la ratoneria de Arriaga, la esperanza de Maric y la confirmación de Nauzet como joya indiscutible junto a, por fin, las excelencias de D. González en estos últimos partidos. Uniendo a ellos a Trashorras, debería ser cuestión de tiempo, más acierto y un pelín de fortuna, una esperada remontada, participada además desde la banda con nuevos criterios futbolísticos, que parecen haberse demostrado eficaces. Tal vez, si se me permite el símil, sonaba a ese potaje de verduras o jaramagos que se pone al fuego a las nueve de la mañana y se empieza a guisar lentamente, poco a poco, a conciencia, hasta que llega el mediodía y se deja reposar.
A la hora de comer, allá sobre las dos de la tarde, las viandas están a punto de caramelo, con su justa medida de sal y la temperatura adecuada. El estómago lo agradece, igual que agradecemos nosotros que nuestro equipo haya llegado a ese punto de cocción que esperamos se siga confirmando en el inmediato futuro. Lo que nos depara la actualidad está más en consonancia con las calidades de jugadores incorporados: no son grandes estrellas, no tenían un nombre conocidísimo, pero la imagen transmitida denotaba profesionalidad, orgullo, sacrificio, un buen posicionamiento en el campo y aptitudes técnicas y físicas más que aceptables, incluso rozando la excelencia en un par de casos, como son los casos del foráneo Roberto Trashorras y nuestro Nauzet Alemán, por ejemplo.
El golazo de Marcos ante el Castellón nos indica, afortunadamente, que es posible aún, el crecimiento futbolístico en determinados casos, una de las bondades del fútbol, comprobar como es posible evolucionar desde el trabajo, la sencillez y la humildad permanentes. El abrazo con todos sus compañeros en el banquillo dejó, al menos para mi, un muy buen sabor de boca, mostrándose ante todos los presentes una unión puesta en entredicho semanas atrás. Magnífico.
Se perderán más partidos, quién lo duda, pero desde la serenidad y la máxima prudencia, estoy firmemente convencido que la temporada, con las dosis de sufrimiento y angustia que una categoría tan competitiva e igualada conlleva, llegará a buen puerto. Sin perder la perseverancia ni el ánimo, sabiendo quienes somos y a donde vamos, no tengo la menor duda. No será fácil, nunca lo es el camino al éxito, nadie se podrá despistar, no cabe duda, pero esta casa da la sensación de cimientos fuertes fabricados con equilibrio y esperanza.
Pues sigamos adelante, con rotundidad y modestia. Arriba dellos.
