Otro OK Para M. Alonso
Publicado: Mié Jul 14, 2004 11:16 am
Los lamentos del Universidad
Martín Alonso
Interpreta el papel de víctima. Se lamenta por las injusticias que sufre. Llora por ser el débil de la película. Así maneja el Universidad la polémica surgida por su intención de jugar en el estadio de Gran Canaria. Un pleito en el que la UD Las Palmas se lleva todos los palos y arrastra el sambenito de villano. Pero que nadie olvide, empezando por los directivos, aficionados y seguidores del club colegial, que el Universidad lleva años deambulando, como un apátrida, por los campos de la Isla sin encontrar feudo. Esa incapacidad para solucionar sus propios problemas, me temo, que no es por culpa del egoísmo de la UD. El origen de todos sus males, tal vez, habrá que buscarlo en la incapacidad de sus gestores.
El Universidad abandonó el Campus de Tafira al mismo tiempo que lograba su mayor hazaña: el ascenso a Segunda división A, al final de la temporada 1999/2000. Ya en aquella ocasión el club colegial intentó, sin éxito, jugar en el estadio Insular. Luego surgieron otras opciones. Alguna rocambolesca, como la de disputar sus encuentros como local en La Orotava (Tenerife). Al final, la entidad que por aquel entonces presidía Alfredo Morales, encontró hueco en Maspalomas. El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana se gastó más de 1.000 millones de las antiguas pesetas en acondicionar el Municipal de San Fernando -que sólo se llenó con la visita del Atlético de Madrid-. El Uni sólo aguantó dos años allí y en el ayuntamiento sureño todavía hacen cuentas lamentando el error.
De nuevo en Segunda B, y ya sin ser filial de la UD -condición que ostentó durante el ejercicio 01/02-, el Universidad regresó a Las Palmas de Gran Canaria. En dos años, el equipo colegial ha jugado en tres campos de la capital de la Isla: el Juan Guedes, el estadio Insular, y el Alfonso Silva de La Ballena. En ninguno se sintió cómodo. Tampoco fue capaz de llenar alguno de los tres. Y ahora, bajo sospecha de ser un proyecto hostil para la entidad de Pío XII, solicita un hueco en el estadio de Gran Canaria. Justifica su petición hablando de deuda moral, recordando que es un equipo de la capital, ni ruso ni alemán, y avisando que su intención no es molestar -¡Faltaría más!-. Pero ataca con dureza cuando la primera respuesta de la UD no es positiva, aunque desde el club amarillo nadie -de momento- le ha cerrado definitivamente las puertas del recinto de Siete Palmas.
El Universidad lo quiere todo. Y lo quiere hecho. Sin embargo es incapaz de mirarse el ombligo. Hacer autocrítica. Sus dirigentes no ven más allá de su propia nariz y su torpeza ha impedido que un club, que alcanzó cotas considerables en el aspecto deportivo, aún no disponga de un campo fijo para jugar sus partidos oficiales. ¿Por qué el Universidad no ha acondicionado el Campus de Tafira, su hábitat natural? Apuntan que por el alto precio de la obra. ¿A qué espera una entidad seria? ¿A qué venga una institución o la propia UD y habilite el Campus? Y por último, ¿por qué el Universidad no cierra algún convenio, con alguna institución, para instalarse como inquilino en cualquier campo y hacer y deshacer como mejor le convenga en esa instalación?
Lo fácil es vestirse con piel de cordero, llorar y señalar a la UD. El club amarillo, con el paso de los últimos años, se ha convertido en un excelente fajador. Encaja golpes como nadie sin caer al suelo, para pesar de muchos. Y a todas estas, destaca la incapacidad del Cabildo, que no dice ni mú. Parece que desde la institución insular se teme tener que reconocer ciertos derechos a la UD sobre un estadio que puede acoger conciertos, pruebas de atletismo, competiciones de windsurf y trial, torneos internacionales de fútbol y un sin fin de eventos. Por cierto, ¿eso lo sabe alguien en la consejería de Deportes del Cabildo? Insisto, hagan rentable el recinto, pero no me vendan cuentos chinos.
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"Lo fácil es vestirse con piel de cordero, llorar y señalar a la UD"...para J.Suárez y sus llantos, porque parece que aquí el atacado es el Universidad y no, aquí al que llevan jodiendo un tiempo es a la UD.
Martín Alonso
Interpreta el papel de víctima. Se lamenta por las injusticias que sufre. Llora por ser el débil de la película. Así maneja el Universidad la polémica surgida por su intención de jugar en el estadio de Gran Canaria. Un pleito en el que la UD Las Palmas se lleva todos los palos y arrastra el sambenito de villano. Pero que nadie olvide, empezando por los directivos, aficionados y seguidores del club colegial, que el Universidad lleva años deambulando, como un apátrida, por los campos de la Isla sin encontrar feudo. Esa incapacidad para solucionar sus propios problemas, me temo, que no es por culpa del egoísmo de la UD. El origen de todos sus males, tal vez, habrá que buscarlo en la incapacidad de sus gestores.
El Universidad abandonó el Campus de Tafira al mismo tiempo que lograba su mayor hazaña: el ascenso a Segunda división A, al final de la temporada 1999/2000. Ya en aquella ocasión el club colegial intentó, sin éxito, jugar en el estadio Insular. Luego surgieron otras opciones. Alguna rocambolesca, como la de disputar sus encuentros como local en La Orotava (Tenerife). Al final, la entidad que por aquel entonces presidía Alfredo Morales, encontró hueco en Maspalomas. El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana se gastó más de 1.000 millones de las antiguas pesetas en acondicionar el Municipal de San Fernando -que sólo se llenó con la visita del Atlético de Madrid-. El Uni sólo aguantó dos años allí y en el ayuntamiento sureño todavía hacen cuentas lamentando el error.
De nuevo en Segunda B, y ya sin ser filial de la UD -condición que ostentó durante el ejercicio 01/02-, el Universidad regresó a Las Palmas de Gran Canaria. En dos años, el equipo colegial ha jugado en tres campos de la capital de la Isla: el Juan Guedes, el estadio Insular, y el Alfonso Silva de La Ballena. En ninguno se sintió cómodo. Tampoco fue capaz de llenar alguno de los tres. Y ahora, bajo sospecha de ser un proyecto hostil para la entidad de Pío XII, solicita un hueco en el estadio de Gran Canaria. Justifica su petición hablando de deuda moral, recordando que es un equipo de la capital, ni ruso ni alemán, y avisando que su intención no es molestar -¡Faltaría más!-. Pero ataca con dureza cuando la primera respuesta de la UD no es positiva, aunque desde el club amarillo nadie -de momento- le ha cerrado definitivamente las puertas del recinto de Siete Palmas.
El Universidad lo quiere todo. Y lo quiere hecho. Sin embargo es incapaz de mirarse el ombligo. Hacer autocrítica. Sus dirigentes no ven más allá de su propia nariz y su torpeza ha impedido que un club, que alcanzó cotas considerables en el aspecto deportivo, aún no disponga de un campo fijo para jugar sus partidos oficiales. ¿Por qué el Universidad no ha acondicionado el Campus de Tafira, su hábitat natural? Apuntan que por el alto precio de la obra. ¿A qué espera una entidad seria? ¿A qué venga una institución o la propia UD y habilite el Campus? Y por último, ¿por qué el Universidad no cierra algún convenio, con alguna institución, para instalarse como inquilino en cualquier campo y hacer y deshacer como mejor le convenga en esa instalación?
Lo fácil es vestirse con piel de cordero, llorar y señalar a la UD. El club amarillo, con el paso de los últimos años, se ha convertido en un excelente fajador. Encaja golpes como nadie sin caer al suelo, para pesar de muchos. Y a todas estas, destaca la incapacidad del Cabildo, que no dice ni mú. Parece que desde la institución insular se teme tener que reconocer ciertos derechos a la UD sobre un estadio que puede acoger conciertos, pruebas de atletismo, competiciones de windsurf y trial, torneos internacionales de fútbol y un sin fin de eventos. Por cierto, ¿eso lo sabe alguien en la consejería de Deportes del Cabildo? Insisto, hagan rentable el recinto, pero no me vendan cuentos chinos.
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"Lo fácil es vestirse con piel de cordero, llorar y señalar a la UD"...para J.Suárez y sus llantos, porque parece que aquí el atacado es el Universidad y no, aquí al que llevan jodiendo un tiempo es a la UD.