El santuario de lo irracional
Publicado: Lun Nov 17, 2008 9:48 am
Esa mañana de ese día te levantas antes. Da igual lo que hayas hecho ayer, da igual si te acostaste a las nueve o te fuiste a la cama de madrugada. Esa mañana de ese día no necesitas ni despertador, ni alarma, ni móvil. Tu cuerpo se incorpora con el primer rayo de luz. Tus ojos sólo procesan un color. Cada célula de tu cuerpo sabe lo que está a punto de venir, sabe que llevas meses esperando a este amanecer. Esa mañana de ese día cada glóbulo de tu cuerpo, de amarillo pintó su rostro.
No importa lo horrible que fuera tu semana, no te importa la crisis económica, no te importa la bolsa ni el maldito G-20, no te importa el paro, no te importa Paulino. La ilusión te guía, te abstrae, te evade. Una sonrisa te acompaña desde la mañana. El reloj se convierte en tu enemigo durante unas horas.
Los nervios te carcomen por dentro. Formas parte de la historia de este club, y tu mente alberga recuerdos de aquel jueves que un equipo heroico de Segunda B rompió las rodillas a la razón en el Heliodoro en una tanda de penaltis, y empezó a escribir el prólogo de un ascenso. Te acuerdas de aquella trepidante remontada un domingo de Enero, preludio de otro ascenso. También tienes inmortalizado el victorioso empate de la pasada temporada que insufló de ambición los pulmones del entrenador y las piernas de los jugadores hasta el final de temporada. Y te hizo soñar con futuro cercano en primera, que te duró hasta hace pocas semanas.
Y entonces te dicen que sólo es un partido. Que vale lo mismo éste que el siguiente. Te dicen que sólo es un juego, y que todos somos hermanos. Te dicen que sólo son tres puntos. Intentas creértelo. Pero tú sabes que no es así, tú sabes que hay algo más que tres puntos. No podrías definirlo, pero algo cambia en el equipo y en la afición después de estos partidos. Y de eso sí que eres consciente, puedes recordar los goles cantados hasta la extenuación, cómo si en ellos se escapara tu último aliento de vida. Y esa mañana de ese día deseas quedarte ronco de nuevo. Porque sabes que no se trata de sólo un gol, sino de algo mucho más grande que no alcanzas a explicar con palabras. Y por eso, esa mañana de ese día sólo piensas en ganar.
No importa lo horrible que fuera tu semana, no te importa la crisis económica, no te importa la bolsa ni el maldito G-20, no te importa el paro, no te importa Paulino. La ilusión te guía, te abstrae, te evade. Una sonrisa te acompaña desde la mañana. El reloj se convierte en tu enemigo durante unas horas.
Los nervios te carcomen por dentro. Formas parte de la historia de este club, y tu mente alberga recuerdos de aquel jueves que un equipo heroico de Segunda B rompió las rodillas a la razón en el Heliodoro en una tanda de penaltis, y empezó a escribir el prólogo de un ascenso. Te acuerdas de aquella trepidante remontada un domingo de Enero, preludio de otro ascenso. También tienes inmortalizado el victorioso empate de la pasada temporada que insufló de ambición los pulmones del entrenador y las piernas de los jugadores hasta el final de temporada. Y te hizo soñar con futuro cercano en primera, que te duró hasta hace pocas semanas.
Y entonces te dicen que sólo es un partido. Que vale lo mismo éste que el siguiente. Te dicen que sólo es un juego, y que todos somos hermanos. Te dicen que sólo son tres puntos. Intentas creértelo. Pero tú sabes que no es así, tú sabes que hay algo más que tres puntos. No podrías definirlo, pero algo cambia en el equipo y en la afición después de estos partidos. Y de eso sí que eres consciente, puedes recordar los goles cantados hasta la extenuación, cómo si en ellos se escapara tu último aliento de vida. Y esa mañana de ese día deseas quedarte ronco de nuevo. Porque sabes que no se trata de sólo un gol, sino de algo mucho más grande que no alcanzas a explicar con palabras. Y por eso, esa mañana de ese día sólo piensas en ganar.
